La víspera, cerca de la medianoche, los sismógrafos registraron una sacudida de 4.9 de magnitud, frente a la costa de Usulután, en la costa del Pacifico, que se sintió en varias zonas del país, incluida esta capital.
“Bienvenido al país de las hamacas” es algo que te espetan lugareños ante la frecuencia con que se producen estos movimientos, unas veces atribuidos a las actividades de los volcanes y otras a acomodos de placas locales, algo que según autoridades de Medio Ambiente ocurre ahora cerca de la frontera con Guatemala, en Ahuachapán.
Hasta este miércoles y desde el domingo 15 de enero, hay informes de 647 sismos, luego de dos sacudidas iniciales con magnitudes superiores a cinco. Las demás réplicas que siguieron solo se acercaron a los 4.4, según Medio Ambiente.
Datos del Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Marn) aseguran que la actividad aún continúa en este sector de la zona occidental del país donde está vigente, en San Lorenzo y Ahuachapán, la alerta roja pese a que en los últimos días son menos frecuentes las sacudidas.
Esta actividad telúrica es atribuida al movimiento de fallas geológicas locales y no se relaciona a actividad volcánica en dicho sector, según enfatizó Marn, que mantiene el monitoreo constante y no descarta que pueda ocurrir una sacudida de mayor magnitud.
Al parecer la gente se acostumbró a vivir en este ambiente e incluso algunos ya ni sienten las pequeñas sacudidas pero el peligro está ahí.
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