Así lo destacaron especialistas asistentes al encuentro del Grupo Nacional de Universidades para las fuentes renovables de energía y la eficiencia energética (Gnufre), al cual están vinculadas 10 instituciones del país y que cuenta, además, con el apoyo de la Unión Europea (UE).
Durante un intercambio en la casa de altos estudios de Holguín, recientemente incorporada a este programa, Manuel Alejandro Rubio, coordinador del Gnufre, explicó que en la academia están las potencialidades para acelerar y hacer sostenible ese cambio de matriz.
En ese sentido, argumentó que estos centros de producción científica pueden contribuir en la asimilación de tecnología y en el desarrollo de otras nuevas, así como en el diseño de soluciones específicas a las condiciones cubanas.
Un ejemplo de ello fue la presentación del proyecto de desarrollo de una batería de níquel+hierro, la cual, según subrayaron, tiene muchísimas ventajas, entre ellas estar compuesta por materiales cubanos y sostenibles desde el punto de vista ambiental, con una vida útil mucho mayor que las existentes.
En ese sentido, Juan Garay, jefe de la cooperación de la UE en Cuba, reconoció la capacidad y el talento de los investigadores de la nación caribeña, dotados de mucha creatividad y persistencia en avanzar en nuevos conocimientos de aplicación para el bien común.
Precisamente, la soberanía energética es una de las tres áreas en la que está focalizada la colaboración de ese bloque en el país, de ahí que varias de sus líneas de trabajo sean promover la colaboración entre instituciones académicas y el apoyo a programas.
En estos momentos el Gnufre está insertado en varios proyectos, entre ellos “Conectando conocimientos», «Eficiencia energética» e «Intercambio de experiencias”.
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