En la agenda de esta penúltima del Festival Internacional Jazz Plaza, con sede en La Habana y Santiago, Herrera actuará acompañado por los músicos de la isla Emir Santa Cruz, Rasiel Aldama, Adel González, Ángel Toirac y Julio César González.
Pero, esta no es la única presentación asumida por el artista durante la 38 edición del Jazz Plaza. Su agenda abarcó “numerosos conciertos, importantes para mí en lo personal y profesional, con intérpretes que admiro mucho y con los cuales siempre desee tocar”.
Ya estuvo el domingo pasado en un espectáculo de Jazz Tropical en La Habana, como parte del equipo musical de Roberto Fonseca y junto a otros como Rumbatá, Dayramir González, Cucurucho Valdés y Formell y los Van Van; así como, el día 25 actúo en el Teatro Martí de Santiago de Cuba.
Nuevamente en La Habana, este viernes 27, confluyó con Aldo López Gavilán y la Orquesta Sinfónica, dirigida por su esposa Daiana García, en la ejecución de un amplísimo repertorio que compila gran parte de la carrera del pianista, nominado en los Grammys Latinos por su disco En el ocaso de la hormiga y el elefante.
“Es una complicación de sus temas más emblemáticos conocidos por el público, arreglados a formato sinfónico y a cuarteto y quinteto de jazz”, explicó Herrera sobre ese concierto celebrado en la Sala Avellaneda del Teatro Nacional.
Este sábado, conmemorará la década de Mal Tiempo, su primer proyecto y punto de partida, que dio cauce a la fundación de Real Project, una apuesta por la conformación de un sonido propio y la mezcla de variedad de géneros y conceptos musicales, con marcada influencia del jazz, funk y world music.
El propósito es “revivir” ese fonograma; divulgar la historia de una producción conformada por nueve temas, de ellos seis son de la autoría de Herrera, y posicionarlos en plataformas digitales, pues solo salieron al mercado impresiones físicas.
El concierto incluirá algunos temas nuevos, compuestos en los últimos años, “de alguna manera servirá de actualización sobre el trabajo en esta década y mostrará mi gama de colores y estilos, con los cuales me identifico”.
Este evento, afirmó, “es la plaza más significativa de nosotros los jazzistas en Cuba, la gran vitrina y la oportunidad para darnos a conocer aún más. También invita a la colaboración con artistas foráneos. Vivimos un ambiente muy enriquecedor en todos los sentidos”.
A su juicio, resulta también una escuela, pues cada uno de los espectáculos es interesante, valioso, “aprendemos uno del otro” y “debemos defenderlo, incluso, ser más ambiciosos respecto a cómo lo hacemos, a dónde queremos llevarlo y a quienes debemos invitar”.
De igual manera, aludió a su constante búsqueda por el crecimiento, evolución y renovación de su música; “me encantan los retos y aspiro a que los asistentes a mi concierto salgan del teatro con una felicidad inmensa”.
Durante la jornada de clausura, el domingo 29, actuará de conjunto con una “exquisita selección de músicos estelarísimos”, a partir de la combinación de culturas, maneras de pensar y estilos en la interpretación de las creaciones de Fonseca.
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