Justo el 26 de julio de 1989, fecha crucial por el Día de la Rebeldía Nacional, el líder histórico de la Revolución cubana, Fidel Castro, llegó a estrenar el espacio, aunque no fue hasta el año 1998 cuando la obra quedó inaugurada oficialmente con cada uno de sus elementos.
Sitio testigo de momentos trascendentales para la cultura de la región, como la visita del papa Juan Pablo II, en 1998, y los desfiles del pueblo camagüeyano cada 1 de Mayo, es la Plaza de la Revolución lugar sagrado del patrimonio de la región.
Reconocida como una de las de mejor facturación de su tipo en la mayor de las Antillas, el espacio fue diseñado bajo un alto compromiso cívico y moral para con Ignacio Agramonte y Loynaz (1841-1873), emblema de las gestas libertarias de Cuba.
Diseñado para acoger un tercio del total de la población camagüeyana, unas 100 mil personas, la Plaza ha sido reconocida por visitantes nacionales y extranjeros.
Su Salón de Protocolo Nicolás Guillén ha acogido diversos actos de reconocimiento a personalidades de la cultura, el deporte, la ciencia y la política, además de condecoraciones a brigadas médicas internacionales.
Entre los acontecimientos más relevantes de la Plaza está la acogida y homenaje póstumo a Fidel Castro, los días 28 y 29 de noviembre de 2016.
En la jornada de hoy fue reconocido el colectivo de trabajo de la Plaza, adjunto a la Oficina del Historiador de la Ciudad, además la propia institución reconoció con la Medalla Conmemorativa XXV Aniversario, a varias personas cuya labor y aportes contribuyen al patrimonio cultural camagüeyano.
Vinculada a varios proyectos educativos y socioculturales, es la Plaza de la Revolución de Camagüey una de las áreas de obligada visita a la ciudad, un espacio ubicado en los predios del Casino Campestre, el más grande parque urbano de Cuba.
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