Nichols murió en un hospital tres días después de que agentes de policía le propinaran una paliza el pasado 7 de enero en un control de tráfico y su deceso ha desencadenado manifestaciones a nivel nacional.
Tamika Palmer, madre de Breonna Taylor, que también murió a manos de la Policía en su apartamento de Louisville (Kentucky); y Philonise Floyd, hermano de George Floyd, asesinado el propio año en Minneapolis en similares circunstancias, tienen previsto participar en la ceremonia luctuosa.
El reverendo Al Sharpton reiteró la víspera su petición de que el Congreso apruebe la Ley George Floyd de Justicia Policial, que incluiría medidas como exigir a los agentes de policía de todo el país el uso de cámaras corporales, prohibiría la técnica de la estrangulación y declararía que la fuerza letal solo debe utilizarse como último recurso.
El presidente Joe Biden solicitó igualmente al Congreso que apruebe la ley de reforma policial, y se declaró «indignado y profundamente dolido» por las imágenes de vídeo difundidas que muestran cómo los agentes rociaron gas pimienta, y dieron puñetazos y patadas al joven afroamericano, quien fue golpeado al menos nueve veces en apenas cuatro minutos.
Un vídeo grabado por una cámara de vigilancia controlada a distancia, instalada en un poste, captó incluso el instante en que los efectivos policiales golpean a Nichols reiteradamente sin provocación visible.
Se observa cómo se desploma y un policía se acerca para levantarlo antes de indicarle que se siente e igualmente se recogió el instante en que los paramédicos llegan a la escena.
El trágico suceso se produjo en un contexto de mayor escrutinio a la Policía, en especial porque sigue viva en la memoria colectiva el asesinato de Floyd el 25 de mayo de 2020.
Aquel día arrestaron a Floyd, de 46 años, cuando un empleado de una tienda llamó a emergencia acusándolo de comprar cigarros con un presunto billete falso de 20 dólares.
Al combinar vídeos de los transeúntes y cámaras de seguridad, así como revisar documentos oficiales y consultar a expertos, el diario The New York Times reconstruyó los minutos que llevaron al homicidio de Floyd.
Uno de los policías apretó con una de sus rodillas por más de ocho minutos fatales el cuello de la víctima y su grito de “I can’t breathe» (no puedo respirar) alentó la oleada de manifestaciones en Estados Unidos y alrededor del mundo en contra del racismo y la brutalidad policial. mgt/dfm