Según el portavoz, la mayoría de los franceses quiere cambios en el actual sistema de retiro, en un escenario de tensión social por el rechazo unánime de los sindicatos y de amplios sectores de la política al texto impulsado por el Gobierno, con propuestas polémicas como la extensión de la edad de jubilación de 62 a 64 años.
Una parte de los franceses está movilizada contra la reforma, porque no quiere trabajar más tiempo, pero eso no significa que deje de creer necesaria una reforma, estimó en declaraciones a la cadena France Inter.
En las manifestaciones del 19 y del 31 de enero y del 7 y del 11 de febrero, un promedio de más de dos millones de personas repudiaron la iniciativa en las calles, mientras diversas encuestas reflejan que siete de cada 10 ciudadanos se opone al proyecto, el cual pasa por encendidos debates en la Asamblea.
Véran insistió en el argumento de conseguir un equilibrio en el actual sistema, criterio esgrimido por el Ejecutivo para defender la reforma.
Por su parte, Bergé, la jefa de la bancada de Renacimiento en el Hemiciclo, mostró confianza en que la propuesta gubernamental será adoptada.
Sin embargo, admitió que no debe ignorarse el alcance de las protestas, ni actuar con arrogancia.
Los sindicatos confirmaron que si la reforma no se retira y comienzan discusiones sobre su futuro, llamarán a una huelga general el 7 de marzo, con la posibilidad de extenderla.
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