Intelectuales, amigos y familiares de la excelsa poeta cubana se reunieron este lunes en la sede de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, en esta capital, como parte del tributo dedicado al centenario de su figura en la 31 Feria Internacional del Libro de La Habana.
Su hijo resaltó la modestia que siempre distinguieron a la también ensayista y escritora, reconocida por su destacado papel en las letras de Hispanoamérica.
La misma humildad fue recurrente en las voces del panel integrado por los ensayistas y escritores Ivette Fuentes, Pedro Simón, Roberto Méndez y Josefina de Diego, quienes abordaron la vida y obra de Fina desde diferentes aristas, siempre desde la admiración y el respeto.
A propósito del centenario de su natalicio, el 28 de abril, Fuentes manifestó que esta debiera ser una estación de gloria hacia esa persona que ayudaba y estaba pendiente de todo el mundo a su alrededor.
“Fina lo abarcaba todo… era capaz de estar en todo con esa sencillez que la caracterizaba”, dijo la Doctora en Ciencias Filológicas y Licenciada en Lengua y Literatura Hispánicas, quien además gozó de su amistad.
Se refirió además a como era capaz de tejer sus obras literarias sin dejar de atender a su esposo, hijos, nietos, amigos en medio de los quehaceres más mundanos y domésticos.
En su intervención, el poeta y ensayista Roberto Méndez, llamó la atención sobre como algunas personas, en ocasiones, vieron a Fina como la colaboradora de su esposo Cintio Vitier, uno de los grandes escritores cubanos, sin embargo ella era poseedora de una importante y reconocida obra literaria.
Manifestó que la razón de eso tenía que ver con su propia timidez, pero aseguró que más allá del amor, Cintio admiraba y respetaba a Fina por su propio trabajo, desde sus primeros textos para la revista Orígenes.
Rememoró que para el investigador y también estudioso de la vida de José Martí, la poesía de Fina va de la intimidad del alma a la objetividad del espíritu, tal y como escribió en el prólogo del libro Diez poetas cubanos (Ediciones Orígenes 1948).
Méndez comentó esa capacidad que tuvo ella para mover su letra entre lo humano y lo divino, aterrizando su pluma en los más cotidiano y terrenal, aunque le esté cantando a lo extraordinario desde su fe cristiana, desde su sencillez.
La ensayista Josefina de Diego Marruz, su sobrina, compartió recuerdos de su tía junto a su hermana Bella, su madre, en los que no faltaron alusiones a la impronta de la aparición del cine y al papel de la música en sus vidas.
Significó como la música siempre estuvo presente en su poesía y la rememoró cantando junto a su madre piezas del mexicano Agustín Lara, escuchando a Ernesto Lecuona, Bola de Nieve o Esther Borja, entre otros relevantes músicos cubanos.
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