En los últimos cuatro años, se produjo una disminución progresiva de las capacidades de transportación de pasajeros del país, en todas las modalidades, lo que trajo como consecuencia una disminución de la oferta de servicios y de su calidad, resumió.
Durante la emisión del programa televisivo Mesa Redonda, aseguró que esta situación tiene una permanente atención de la máxima dirección del país, pero en ella influyen múltiples factores.
En primer lugar, enumeró, no hay suficiente disponibilidad de moneda libremente convertible para asumir el mantenimiento y reparación de los medios de transporte.
“Se necesitan entre 40 y 45 millones de dólares para mantener los servicios de transporte para pasajeros, sin contar el dinero que se necesita para nuevas inversiones, y esas cifras no se pudieron garantizar”, indicó.
Además, las inversiones ahora son más exigentes, ya que aumentaron los precios de los medios de transporte y no hay disponibilidad de financiamiento para adquirir nuevas unidades; a lo que se suman las dificultades para garantizar el combustible, dijo.
Según Rodríguez, una tercera limitante tiene que ver con la situación económica de las principales entidades transportistas. “Prestan sus servicios a precios que no cubren los costos que generan y, como consecuencia, el presupuesto del Estado tiene que participar”.
Está también la situación de los porteadores privados, que tienen una estructura de costo diferente donde no existe participación del Estado; y como resultado, la población no puede acceder a los precios que cobran, comentó.
Por otra parte, persisten los desafíos vinculados a la vialidad en el país, que agrava la situación de los medios de transporte y provoca que duren menos.
“No hemos podido avanzar más en la reconstrucción de la infraestructura vial y esto incide de manera negativa en los medios, pues no resisten los amortiguadores, las llantas, los neumáticos”, argumentó.
El ministro de Transporte destacó que en la base de esos cuatro elementos, se encuentran causas como el reforzamiento del bloqueo de los Estados Unidos, con incidencias directas en la situación del transporte a partir de las restricciones a la entrada de cruceros, la compra de aeronaves y el acceso a combustible.
A esto se suma el impacto de la guerra en Europa y la pandemia de Covid-19, que provocó una disminución drástica de la exportación de servicios que realiza la actividad del transporte y por tanto, menos disponibilidad de recursos, amplió.
Rodríguez reconoció que a todo esto se suman deudas viejas como las problemáticas vinculadas a los precios, la aún incompleta regulación del transporte, los desvíos de rutas, la carga de pasajeros por encima de lo establecido, la desactivación de medios de transporte y la venta ilícitas de pasajes, entre otros.
“La forma en que lo enfrentamos no ha sido hasta ahora efectiva, por lo que debemos seguir trabajando”, dijo.
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