Según especialistas de la Oficina del Conservador de Trinidad, el conjunto de edificaciones e instalaciones para la producción de azúcar mascabada (no refinada) en San Isidro ofrecen revelar nuevos secretos del pasado de este trapiche, el más avanzado del valle, declarado por la Unesco Patrimonio Cultural de la Humanidad.
Prensa Latina llegó hasta la casa-hacienda, en proceso de restauración, ubicada en una amplia explanada que domina una torre campanario, acompañada de vestigios de los barracones de esclavos, aljibes, destilería, sistema de represa y canales hidráulicos.
En las investigaciones –finalizaran el próximo 18 de marzo- participan arqueólogos, arquitectos, ingenieros y otros especialistas vinculado con la especialidad o interesados en el tema, residentes en Cuba o el exterior.
Este sitio y otros dentro del valle, considerados museos a cielo abierto, han sido estudiados desde el 2000 por los asistentes a los Talleres Nacionales de Arqueología Industrial Azucarera.
Según documentos históricos esta fábrica de crudo fue demolida entre 1883 y 1891 , transformándose en una gran hacienda denominada potrero San Isidro de los Destiladeros; en el siglo XX pasó a lugar de esparcimiento de la aristocracia trinitaria.
De acuerdo con los especialistas las piezas que se recuperen serán sometidas a un proceso de restauración y conservación e integrarán el acervo histórico-cultural de San Isidro, que podrán conocer las interioridades de una antigua fábrica de azúcar.
En esta fábrica se montó para la elaboración del dulce producto el tren jamaiquino expresión típica de la revolución industrial en los ingenios, consistente en un sistema de cinco calderas sometidas al fuego de un horno único.
Este tipo de proceso en 1800 se había implantado como sistema francés, el fuego se alimentaba con bagazo y su gran ventaja consistía en la economía de combustible y de brazos para atender el horno.
Por sus elevados valores arqueológicos e industriales, el lugar está considerado un área de investigación necesaria para interpretar la forma de producir azúcar desarrollada en el siglo XIX.
En 1827, según el Cuadro Estadístico de Vives, había 57 fábricas de azúcar en el Valle con un total de 11 mil 697 esclavos. Hasta el presente fueron localizados 73 sitios arqueológicos, siendo el trapiche San Juan Nepomuceno el primero en aparecer en el valle.
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