Según Szijjártó, las consecuencias de las confrontaciones bélicas en ese país se reflejan incluso en los estados más pobres que sufren interrupciones en el suministro de alimentos, destacó la televisión en esta capital.
En naciones que aun no están suficientemente desarrollados y donde la estabilidad no es tan fuerte, puede haber una grave amenaza para la seguridad como resultado de la escasez de alimentos y el aumento de los precios de la energía, explicó el canciller.
Señaló que esto podría conducir fácilmente a la propagación de ideologías extremistas y al aumento de la migración ilegal, lo cual es otro fuerte argumento a favor de buscar un pronto fin del conflicto en Ucrania.
De acuerdo con Szijjártó, a la luz de la guerra en ese país, es más importante que nunca brindar un apoyo significativo a los menos desarrollados para evitar más flujos masivos de migración ilegal.
En la madrugada del 24 de febrero del año pasado, la Federación de Rusia lanzó una operación militar especial en Ucrania para defender a las autoproclamadas repúblicas de Donetsk y Lugansk, reconocidas por Moscú como Estados soberanos, frente al genocidio por parte de Kiev.
Uno de los objetivos fundamentales de esa operación, según el presidente ruso, Vladímir Putin, es la desmilitarización y la desnazificación de Ucrania.
La presión de las restricciones de Occidente aumentó después de que el gigante euroasiático oficializara el 30 septiembre la incorporación de las repúblicas de Donbass y las provincias de Jersón y Zaporizhzhia, tras los referendos en estos territorios.
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