Las declaraciones tuvieron lugar durante la sexta jornada de huelga convocada a nivel nacional por todas las fuerzas sindicales, contra el proyecto de ley gubernamental, y que en esta ocasión fue calificada como “movilización histórica” por las organizaciones convocantes.
Mélenchon participó en la protesta que tuvo lugar en Marsella, segunda ciudad del país, y valoró el mayoritario rechazo social a la reforma asegurando que solo «un referendo» o «la disolución» de la Asamblea Nacional podría evitar el bloqueo del país.
Para el líder izquierdista quedó clara la fractura entre la voluntad del presidente Emmanuel Macron por un lado, y por otro la voluntad del pueblo, y añadió “¿Quién debe tener la última palabra? Evidentemente, el pueblo”.
Al tiempo calificó la reforma como una «especie de capricho del príncipe», en referencia a Macron, “una forma inútil, injusta y cruel de gobernar”, añadió, por lo que consideró que «ha llegado el momento de que tome la iniciativa democrática que corresponde a esta situación de bloqueo».
Con respecto a la disolución del legislativo, Mélenchon valoró que “es evidente que hay una diferencia entre lo que siente el país y lo que dice la Asamblea Nacional”, y para solucionarlo propuso la celebración de un referéndum.
En Marsella, donde la convocatoria tuvo lugar durante la mañana, unas 250 mil personas marcharon contra la reforma de pensiones proyectada por el ejecutivo, según el sindicato CGT, mientras cientos de miles de personas se manifestaban en decenas de ciudades por todo el país.
A última hora de la tarde está prevista una nueva reunión de la Intersindical, que agrupa a todas las organizaciones de trabajadores convocantes, para decidir sobre la continuación de las protestas.
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