En una carta publicada o reseñada por la prensa, el mandatario respondió a la misiva de los gremios que le exigen renunciar al proyecto, por el rechazo que generan en el país objetivos como la extensión de la edad legal de retiro de 62 a 64 años, el aumento del período de cotizaciones y la eliminación de regímenes de jubilación.
Los parlamentarios representan la pluralidad de las opiniones de la sociedad, y en mi posición de garante de las instituciones, es mi deber preservar este momento, dijo en alusión al examen de la reforma por diputados y senadores.
Según Macron, el Gobierno trabajó durante varios meses con todos los actores sociales para elaborar un proyecto de ley con sus criterios, lo cual ilustró con la renuncia de extender la edad de retiro hasta 65 años.
La víspera, los sindicatos reiteraron su pedido de una reunión de urgencia al jefe de Estado, en una carta en la que cuestionaron su postura ante la crisis desatada por la reforma.
Los gremios acusan al mandatario de ignorar las multitudinarias manifestaciones que comenzaron el 19 de enero, las huelgas y el malestar ciudadano, recogido en las encuestas, mientras Macron aseguró en su misiva no subestimarlos.
El Gobierno sigue a la escucha para avanzar en el diálogo y encontrar soluciones innovadoras, sin ceder ante la necesidad de restaurar un equilibrio duradero en nuestro sistema de retiro, escribió el mandatario.
Para el Ejecutivo, la reforma es la única salida frente al déficit financiero del sistema y su incremento hasta niveles “insostenibles” en 2030, visión que cuestionan los detractores de la iniciativa, subrayando de que no existe tal urgencia.
Más temprano, el secretario general de la Confederación General del Trabajo, Philippe Martinez, insistió en que la “bola está del lado del Gobierno”, y señaló que “ya la gente no sabe qué hacer” para mostrar su rechazo al proyecto.
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