Tierras, aguas y clima excepcionales otorgaron a la caña de azúcar cultivada en estos lares una calidad superior para la producción del elíxir etílico preferido por muchos, signo distintivo de la cultura nacional y acreedor de la Denominación de Origen Controlada Ron de Venezuela desde el 2003.
Este sello distintivo de los rones más emblemáticos del país, constituye una indicación utilizada en un producto de origen geográfico concreto, cuyas cualidades, reputación y características se deben esencialmente a su lugar de procedencia.
Elaborado a partir de la melaza, obtenida del jugo de la dulce planta traída a América por los colonizadores españoles, el origen del ron venezolano se remonta a mediados del siglo XVII, de acuerdo con registros históricos.
En 1762 fue fundada por el capitán ibérico Félix del Fierro la hacienda del valle de Macarapana, en Carúpano, donde se produjo por primera vez en Venezuela lo que hoy se conoce como Ron Añejo.
Asimismo, en 1796 el conde Martín Tovar fundó en los valles de Aragua la hacienda Santa Teresa y decidió, a partir de la caña de azúcar y con un alambique artesanal, destilar aguardiente para compartir con los amigos.
Desde el siglo XIX los productores agrupados en la Cámara de la Industria Venezolana de especies Alcohólicas, decidieron trabajar con el objetivo de lograr una Denominación de Origen Controlada, rango que exhiben en la actualidad una docena de empresas y más de 50 mezclas, según el Catálogo del Servicio Autónomo de Propiedad Intelectual.
CARACTERÍSTICAS DISTINTIVAS
Ya sea los emblemáticos Carúpano, Santa Teresa, Diplomático, Calazán o Pampero, por solo mencionar algunos, para llevar el sello distintivo de Ron de Venezuela el alcohol destilado de la caña de azúcar debe permanecer, como mínimo, dos años añejando en barricas de roble para los licores más jóvenes.
Un dictamen vigilado de manera férrea, que no existe en otras latitudes, explica a la sección Escáner de Prensa Latina la reconocida editora y periodista venezolana Rosanna Di Turi.
Así ocurre desde 1954, cuando se estableció por ley que para llevar la Denominación de Origen, resultan imprescindibles esos 24 meses en barricas, reafirma la distinguida escritora, especializada en temas gastronómicos.
Los efectos de la geografía venezolana y localización de las plantas productoras en latitud y altitud conllevan a un microclima especial, combinado con circunstancias de alta presión atmosférica.
Estas condiciones naturales conducen a procesos físicos y químicos con velocidades de reacción del líquido contenido en las barricas más aceleradas que en otras localidades del mundo; de allí deriva la calidad excepcional del ron de Venezuela.
La Denominación de Origen de los rones venezolanos parte de los mismos principios del “efecto terroir” en un producto, lo cual permite que sólo tenga esas características en el lugar donde se elabora, por su tradición, clima, geografía y maestría de quienes lo elaboran, expone Di Turi.
Así se entiende que este destilado con arraigo solo prospera gracias a la conjunción de muchas variables, tradición, clima y geografías propicios, una ley que regula la calidad y métodos particulares de hacer las cosas.
La forma como se destilan los rones del país, señalan sus protagonistas, también es clave para entender por qué tienen sello propio, refiere la autora y editora de los libros Ron de Venezuela y El Legado de Don Armando, ambos merecedores del premio GourmandWorldCookbooksAwards.
TRADICIÓN Y MAESTRÍA, PREMISAS DE UNA BUENA MEZCLA
Una vez completado el proceso de envejecimiento, los diferentes rones en bodega se seleccionan según la fórmula del Maestro Ronero para ser vaciados de sus barricas y mezclados en tanques de acero inoxidable.
En este proceso ocurren además de las mezclas, tiempos de esperas para los “casamientos” de los componentes, diluciones, filtraciones y agregados de componentes según la fórmula y lo permitido por ley.
Durante cada etapa de este proceso se desarrolla un conjunto de análisis físico-químicos, así como sensoriales, para determinar el cumplimiento de los estándares establecidos antes de enviar el producto final a la fase final de envasado y despacho.
Los maestros roneros resultan esenciales en el logro de los rasgos distintivos de los destilados venezolanos; “cual alquimistas, les toca lograr las señas de cada marca con las mezclas propicias”, refiere Rosanna Di Turi a Prensa Latina.
Carmen López de Bastidas (Carúpano), Luis Figueroa (Pampero y Cacique), Andrés Contreras (Ocumare y Estelar), Néstor Ortega (Santa Teresa), Tito Cordero y Nelson Hernández (Ron Diplomático), Giorgio Melis (Ron Roble), son parte de los garantes de idear las mezclas acordes a los rones deseados, jóvenes para hacer cocteles o añejos para disfrutar solos, subraya.
“El propósito, sobre todo en los rones más ambiciosos, es que tengan complejidad y armonía. Que servidos en una copa balón ofrezcan el universo de aromas y sabores posibles en los rones de Venezuela”, señala la experta.
RECONOCIMIENTO INTERNACIONAL
Más de 200 años de tradición, la prestigiosa escuela de añejamiento y los estrictos controles de calidad, unido a las mencionadas condiciones naturales, hacen a los destilados venezolanos acreedores de innumerables distinciones en las competencias de licores más prestigiosas del orbe.
Por citar un ejemplo reciente, los rones de Venezuela figuraron con mucha fuerza en el Concurso de Bebidas Espirituosas de Londres (London SpiritsCompetition 2021), realizada en la capital británica en marzo último.
De la mano del productor Alcoholes y Añejos Monagas, el ron Calazan obtuvo tres medallas de oro en sus variedades de Añejo, Añejo Reserva y Añejo Especial, similar distinción conseguida por el Santa Teresa 1796.
Los destilados procedentes de la nación sudamericana también se alzaron en Londres con 10 preseas de plata y tres de bronce, en representación de las etiquetas Roble, Barrica, Caballo Viejo, Caribú y Carúpano, de acuerdo con la información consultada en el portal web del evento.
Todas las marcas de Venezuela que están dentro de la Denominación de Origen han recibido premios internacionales que avalan su calidad, manifiesta Rosanna Di Turi.
Aunque cada quien decide cuáles son los mejores según su gusto, la experta no dudó en incluirse entre quienes consideran a los rones de esta tierra como los más selectos y sabrosos a nivel mundial.
arb/wup
(*) Este trabajo contó con la colaboración de PLTV, Amelia Roque, Adriana Robreño, Yanet Llanes, Alberto Corona y la editora web Wendy Ugarte.
