Muy temprano, el presidente Miguel Díaz-Canel recordó la fecha en su cuenta de Twitter, al señalar que Baraguá es un nombre “que lo dice todo: resistencia, dignidad, coraje y hombre símbolo de la nación que no se rinde”.
Por su parte, el vicepresidente Salvador Valdés calificó la Protesta de Baraguá, de “gesto viril de los cubanos por la independencia de Cuba, encabezada por Antonio Maceo y ejemplo de intransigencia revolucionaria frente a reveses y adversidades”.
Concluyó que “nunca habrá Zanjón para nuestro pueblo, siempre habrá Baraguá”, en referencia al Pacto del Zanjón, con el cual España ofrecía el cese de las hostilidades en la llamada Guerra de los diez años (1868-1878) sin una solución a la situación colonial de la isla.
Por su parte, Esteban Lazo, presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular (Parlamento) comentó en Twitter que “la intransigencia revolucionaria, el coraje y honor de Maceo serán siempre ejemplo y guía para la Patria”.
En la misma línea el primer ministro Manuel Marrero recordó que ese encuentro entre el general Antonio Maceo y el general español Arsenio Martínez Campos “elevó el espíritu patriótico de nuestro país, al no aceptar la paz sin independencia que promovía el Pacto del Zanjón”.
Añadió que “Hoy seguimos afirmando, como expresó Fidel, que el futuro de Cuba es y seguirá siendo un Eterno Baraguá”.
El 15 de marzo de 1878, en Mangos de Baraguá, zona de la actual provincia de Santiago de Cuba, tuvo lugar el hecho protagonizado por ambos jefes militares que, en palabras del líder histórico de la Revolución, Fidel Castro, llevó a su punto más elevado el espíritu patriótico y revolucionario del pueblo cubano.
Con la lacónica frase de Maceo “No, no nos entendemos” a Martínez Campos, se puso fin al Pacto del Zanjón, acuerdo inadmisible para quienes mantenían la voluntad por la liberación definitiva de la isla y estaban dispuestos a proseguir las acciones bélicas.
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