En el Salón de los Vitrales de la Plaza de la Revolución Antonio Maceo tuvo lugar la ceremonia de cierre y condecoración, durante la cual se confirmó que el próximo encuentro estará dedicado a Pancho Amat, relevante tresero, Premio Nacional de Música.
Desde el día 16 reciente comenzaron las celebraciones, que tuvieron como epicentro la emblemática Casa de la Trova, la más antigua del país, en la que fue develada una tarja para fijar la declaratoria de esta vertiente sonora como Patrimonio Cultural de la nación.
Un detalle que matizó estas jornadas fue la confluencia de noveles trovadores como Mauricio Figueiral y Diego Gutiérrez, con otros de vasta trayectoria como Alejandro Almenares, el decano en la ciudad; Marta Campos, Luis Felipe Pérez y el dúo Así son, de Cienfuegos.
En la conferencia de prensa inicial, el presidente del Comité Organizador, Eduardo Sosa, agradeció la disposición de los artistas participantes, algunos de los cuales opinan que venir a esta urbe siempre será una fiesta, por los tesoros musicales que habitan en sus calles empinadas.
Explicó que durante más de 10 años en esa responsabilidad ha tratado de despojar de distorsiones al Festival y centrarlo en la trova, un empeño en el que ha contado también con el respaldo del Premio Nacional de Artes Plásticas, Alberto Lescay, y de su Fundación Caguayo.
El homenaje a José (Pepe) Sánchez, el sastre que se convirtió en compositor para abrirle paso al primer bolero, con Tristezas, y al género trovadoresco, volvió a ser un instante entrañable del programa, en el Sendero de los Trovadores del cementerio patrimonial de Santa Ifigenia.
Cada año, al finalizar la cita, queda la certidumbre de que no callarán las voces y guitarras en su melodía ancestral, con el incentivo actual de la condición de ciudad creativa en la música otorgada en noviembre del 2021 por la Unesco (Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura).
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