La oposición agotó el recurso de las mociones para tratar de frenar un proyecto rechazado tanto por su contenido, en particular la extensión de 62 a 64 años de la edad de retiro, como por la manera de materializarlo: el uso por el Ejecutivo del artículo 49.3 de la Constitución, que evitó un voto en la Asamblea Nacional que parecía muy difícil lograr. Abundan los análisis y las interpretaciones después de lo sucedido esta tarde en el hemiciclo, donde el recurso presentado por el grupo Libertades, Independientes, Ultramar y Territorios (LIOT) quedó apenas a nueve votos de hacer caer a Borne y su Gabinete, mientras el introducido por Agrupación Nacional (extrema derecha) perdió por amplio margen.
La primera ministra celebró “el fin de un camino democrático seguido por esta reforma esencial para nuestro país”, palabras previsibles, pero también reñidas con el criterio que parece dominar en Francia de repudio a la iniciativa y a la forma de conseguir su aprobación.
Una encuesta del instituto Elabe para el canal BFM TV, divulgada antes de los decisivos sufragios en la Asamblea, reflejó que siete de cada 10 entrevistados deseaba el triunfo de una moción de censura, entre ellos la mitad de los que votaron por Emmanuel Macron en el balotaje de las elecciones presidenciales de mayo pasado.
Si bien la vía parlamentaria terminó, prevaleciendo la reforma y el Gobierno, el panorama pudiera estar lejos de despejarse, al seguir marcado por multitudinarias protestas y huelgas que tienden a radicalizarse, con los sindicatos dispuestos a continuar la batalla.
En ese sentido, la Confederación General del Trabajo (CGT) reiteró en un comunicado que mantendrá la lucha contra una reforma de la jubilación “que todo el mundo, sin excepción, considera injustificada, injusta y brutal”.
El rechazo a las mociones no merma la determinación de los trabajadores, advirtió.
La intersindical, movimiento que agrupa a los principales gremios de Francia, ya había convocado para el jueves a una novena jornada nacional de movilizaciones, tras las celebradas el 19 y 31 de enero, el 7, 11 y 16 de febrero, y el 7, 11 y 15 de este mes.
En las primeras reacciones después de la derrota por estrecho margen de una de las mociones, comenzaron a producirse protestas en algunas partes del país y demandas opositoras.
La líder de la extrema derecha y excandidata presidencial, Marine Le Pen, instó a Macron a presentar “otro Gobierno a los franceses”, mientras la jefa de la bancada de La Francia Insumisa en la Asamblea Nacional, Mathilde Panot, aseguró que “ante los ojos del pueblo ya el Gobierno está muerto”.
El momento resulta tenso y el futuro inmediato impredecible, con una primera ministra «fragilizada» a juicio de expertos, que también la ven perfectamente “sacrificable” para intentar calmar los ánimos, dado el papel secundario reservado para ese puesto en la política gala.
Por lo pronto, Macron reunirá mañana temprano a su círculo más cercano en el Palacio del Elíseo y más tarde a parlamentarios oficialistas.
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