Por Marta Denis Valle*
Historiadora, periodista y colaboradora de Prensa Latina
Con el nombre de Nicanor Mc Farland fue inscripto en el Juzgado Municipal del Este, en La Habana, pero adoptaría en su vida pública el de Julio Antonio Mella.
Era nieto de Ramón Matías Mella y Castillo (1816-1864), prócer de la independencia dominicana, y de Josefa Brea, cuyo hijo Antonio Nicanor Mella Brea (1851-1929), se radicó en Cuba como próspero sastre.
Nicanor Mc Farland (Julio Antonio) fue el producto de una unión extramatrimonial al igual que su hermano Cecilio, dos años menor, de Antonio Nicanor Mella y de la británica Cecilia Magdalena Mc Farland y Diez (1882-19?), natural de Hampshire, Reino Unido de la Gran Bretaña e Irlanda del Norte.
Los padres se conocieron en Estados Unidos y desde 1902 la pareja radicó en La Habana, en unión extramatrimonial.
Aunque se llama Nicanor, le dicen Lamy, y se educó como niño bilingüe.
Los dos niños son inscritos en el Juzgado Municipal del Este como hijos naturales de la joven madre Cecilia McPartland Diez; el padre firmó como testigo.
Para recuperarse de una afección pulmonar, Cecilia viaja con sus hijos a Nueva Orleans ; residen en una casa de huéspedes de la montaña Liberty donde mejora su salud.
De regreso a La Habana entrega la custodia de los niños a Mella y retorna definitivamente a Estados Unidos.
Ellos pasan a vivir con la familia legal del padre; la esposa Mercedes Bermúdez Ferreira. (1847-1915), les cambia los nombres: a Nicanor lo llama Antonio; y a Cecilio, Nicasio.
Al fallecer ella, fueron enviados con la madre a Nueva Orleans, pero regresaron tiempo después para evitar que el mayor fuera enrolado en el ejército de Estados Unidos, país involucrado en la Primera Guerra Mundial.
Aprendió fluidamente el inglés en la niñez con la madre Cecilia Magdalena Mc Farland, mujer de temperamento fuerte, unos 30 años menor que su padre.
ESTUDIOS
En la Academia Newton (sita en San Lázaro y Águila) fue alumno del poeta, periodista y político mexicano Salvador Díaz Mirón (1853-1928), quien hablaba a sus discípulos de la Revolución Mexicana e influyó en las ideas sociales de Mella.
En 1919 examina varias asignaturas en el Instituto de la Habana donde fue aceptado; con la idea de hacer estudios militares en 1920 viaja a México pero resultó rechazado por ser extranjero.
Continúa sus estudios en el Instituto de la Habana, a partir de marzo de 1921, y en agosto solicita traslado para el Instituto de Pinar del Río, como alumno de la Enseñanza Libre, donde termina el Bachillerato, en septiembre de 1921.
Desde mayo participa en competencias de remos con el nombre de Julio Antonio Mella.
En septiembre de 1921 ingresó como alumno de Derecho y Filosofía y Letras en la Universidad de la Habana, donde destaca en el deporte y en las luchas estudiantiles.
NACE EL LÍDER
Aunque muy joven para ser ya un conductor de multitudes, Mella es el animador del movimiento estudiantil que sacude las viejas estructuras a partir de 1923 en favor de la reforma universitaria y de otras acciones contra la corrupción.
De igual manera constituyó el alma de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU), que fundó en 1922, del Congreso Nacional de Estudiantes (1923) y de las luchas por la Reforma Universitaria en la década de 1920.
Creó, además, el Ateneo José Martí -dedicado a estudiar la obra del Maestro- y la Universidad Popular José Martí -para trabajadores- las revistas Alma Mater y Juventud, así como el Grupo Renovación de estudios marxistas.
Durante 1924 funda la Federación Anticlerical de Cuba y el periódico El Libertador; el Instituto Politécnico Ariel y el Periódico Venezuela Libre.
Adquiere dimensión nacional al fundar en 1925 el primer Partido Comunista de Cuba, junto con Carlos Baliño y un grupo de revolucionarios, y por su enfrentamiento a la tiranía de Gerardo Machado.
Se solidarizó con la Unión Soviética, se opuso a la Enmienda Platt y llamó a estudiar a José Martí.
Del 15 al 25 de octubre de 1923 se celebró el Primer Congreso Nacional de Estudiantes, organizado y presidido por Mella, con la asistencia de 49 representaciones del alumnado universitario y de la enseñanza media de todo el país.
Sus vínculos con los obreros y otras fuerzas progresistas impulsan una ola de protestas en demanda de la devolución del territorio cubano ocupado por Estados Unidos con su base naval de Guantánamo, y en defensa de la soberanía de Cuba sobre la Isla de Pinos.
Detenido el 27 de noviembre de 1925, Mella realizó, a partir del 5 de diciembre, una huelga de hambre de 18 días que electrizó a todo el país.
Fue acusado de colocar una bomba de dinamita, dos meses antes, en el Teatro Payret y pasaba el tiempo sin que se le hiciera una acusación concreta.
Ya a punto de morir fue puesto en libertad -el día antes había sufrido un infarto- al retirar el gobierno los falsos cargos de infracción de la Ley de Explosivos, ante la presión de la opinión pública nacional e internacional.
El joven líder cubano escapó a México donde se integró a las luchas sociales -Fue comentarista del periódico El Machete y tuvo una activa participación en la vida pública mexicana e internacional.
Asistió en Bruselas, Bélgica, en febrero de 1927, al Congreso Mundial Contra la Opresión Colonial y el Imperialismo. Ese mismo año tomó parte en el Congreso la Internacional Roja, en Moscú.
Escribió trabajos políticos, históricos y sociales, como: Cuba, un pueblo que jamás ha sido libre (1924), El grito de los Mártires (agosto 1926) y Glosando el pensamiento de Martí (diciembre 1926), entre otros.
Fue asesinado en México, a los 25 años de edad, el 10 de enero de 1929 por dos agentes del dictador Gerardo Machado.
En 1933, su amigo Juan Marinello trajo a Cuba las cenizas de Mella que bajo la represión del siguiente “hombre fuerte”, Fulgencio Batista, debió proteger durante muchísimos años. Hoy se encuentran en un Memorial junto a la Universidad.
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*La autora es historiadora, periodista y colaboradora de Prensa Latina
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