Por Oscar Redondo
Corresponsal jefe de Prensa Latina en Italia
Durante las honras fúnebres, efectuadas en un salón del Campidoglio de Roma, cientos de personas acudieron a expresar a su esposa, Loredana Macchietti, así como a sus hijas Marianna, Francesca y Paola, el pésame por la sensible pérdida, pero también para agradecer a Miná, por su obra a favor de la justicia y la paz.
En un mensaje, sus seres queridos dieron a conocer que a sus 84 años “Gianni Miná nos dejó después de una breve enfermedad cardíaca”, y añadieron que “nunca se quedó solo y fue rodeado por el amor de su familia y sus amigos más cercanos”.
El presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, expresó que “Cuba recibe con profunda tristeza la noticia de la muerte del notable intelectual y entrañable amigo”, y agregó que “sus inolvidables entrevistas a Fidel y su lucha por la justicia, le ganaron nuestra admiración y cariño”.
Nació en la ciudad de Turín el 17 de mayo de 1938, pero debido a la Segunda Guerra Mundial pasó la mayor parte de su infancia en el poblado de Brusasco, y con 21 años comenzó su carrera periodística en el diario deportivo Tuttosport, del que llegó a ser director de 1996 a 1998.
En 1960 debutó en la cadena televisiva RAI como reportero de los Juegos Olímpicos de Roma, y en 1965 comenzó como presentador del programa televisivo Sprint, con reportajes y documentales que revolucionaron el lenguaje periodístico de ese medio.
Cubrió ocho campeonatos mundiales de fútbol y siete Juegos Olímpicos, así como decenas de torneos internacionales de boxeo. Sobre este último deporte compiló una historia sociológica y técnica en 14 episodios, titulada Rostros llenos de puños.
Fue un gran amigo del astro argentino Diego Armando Maradona y del púgil estadounidense Mohamed Alí, entre otras muchas leyendas del deporte, y sobre ambos escribió varios libros y realizó documentales.
Pero también fue un amante de la música, de ahí que para la RAI hizo una historia del jazz en cuatro episodios, además de programas sobre música popular centroamericana y sudamericana.
De 1981 a 1984 debutó como autor y presentador de Blitz, un estelar programa dominical de la emisora RAI 2, en el que entrevistó a Federico Fellini, Giulietta Masina, Sergio Leone, Eduardo de Filippo, Robert De Niro, Jane Fonda y al escritor Gabriel García Márquez, entre otras celebridades mundiales.
En 1981, el presidente Sandro Pertini le otorgó el Premio San Vicente como mejor periodista televisivo del año.
Por primera vez entrevistó en 1985 al presidente cubano, Fidel Castro, durante 16 horas, y tras ese encuentro realizó un documental y publicó un libro, con prólogo de García Márquez, con gran impacto internacional.
Sobre esa entrevista con Fidel dijo que “por sus revelaciones políticas, podríamos definirla como histórica. Me cambió la vida”
Participó en la producción de la película Diarios de motocicleta, basada en un pasaje de la vida del comandante Ernesto Che Guevara, así como realizó un posterior documental rememorando esa aventura, con la participación de Alberto Granado, acompañante del Che en ese histórico recorrido por varios países de América Latina.
Miná fue colaborador de importantes diarios italianos como La Repubblica, L’Unità y Corriere della Sera, entre otros muchos.
Entre sus ensayos sobre América Latina se destacan Un mundo mejor es posible y Continente desaparecido, este último mediante entrevistas con Gabriel García Márquez, Jorge Amado, Eduardo Galeano, Rigoberta Menchú, Frei Betto, así como a los sobrevivientes de la guerrilla del Che en Bolivia, Harry Villegas (Pombo) y Leonardo Tamayo (Urbano).
De 2000 a 2015 dirigió la revista literaria trimestral Latinoamerica e tutti i Sud del Mondo, en la cual prestigiosos intelectuales publicaron centenares de trabajos sobre temas geopolíticos.
En 2007, presentó su obra Maradona, nunca seré un hombre común, una historia sobre el legendario futbolista argentino que, con un millón 200 mil ejemplares comercializados, resultó ser uno de los materiales de mayor venta en los últimos diez años.
Ese año publicó su libro Políticamente incorrecto, un periodista fuera del coro.
En 2011 produjo el documental Cuba en la era de Obama, con declaraciones de personalidades del país antillano como Roberto Fernández Retamar y la bailarina Alicia Alonso y posteriormente, en 2015, el reportaje papa Francisco, Cuba y Fidel, sobre la histórica visita del sumo pontífice a la nación caribeña.
Más tarde, en 2016, salió a la luz La última entrevista con Fidel Castro, de 40 minutos de duración, realizada unos meses antes de la desaparición física del líder histórico de la Revolución Cubana.
En 2017, en el libro Así va el mundo, relató sus más de cincuenta años de periodismo “con especial atención a los derechos de los más débiles y de los que se rebelan contra las injusticias” tanto en Italia, como en Estados Unidos, en América Latina y en otras regiones del planeta.
Finalmente, en 2020, Miná publicó un libro autobiográfico que tituló Storia di un boxeur latino (Historia de un boxeadorlatino).
A su despedida en el Campidoglio acudieron, entre otros muchos, el periodista Walter Veltroni, el actor Andrea Purgatori, el director de cine Ricky Tognazzi, la actriz Milly Carlucci, la cantante Fiorella Mannoia, el cardenal Matteo Maria Zuppi, la presentadora de televisión Simona Marchini, y el cantautor español Joan Manuel Serrat.
“Fue un extraordinario periodista, entre los más grandes que ha tenido Italia, autor de memorables páginas, una personalidad reconocida en todo el mundo, quien supo interpretar su profesión de una manera digna y comprometida”, expresó en ese lugar el alcalde de Roma, Roberto Gualtieri.
El diputado Nicola Fratoianni, líder del partido Izquierda Italiana, reconoció allí que “encontrar a su heredero será un gran problema».
En el libro de firmas, la Anaic expresó a Miná, quien durante muchos años fue su presidente honorario, su “infinito agradecimiento por todo”, por su defensa con profesionalismo y apego a la verdad, de las causas más justas, por su respaldo incondicional al pueblo cubano.
El mensaje de esa agrupación: “lo recordaremos siempre a nuestro lado en las batallas por la defensa de su amada Cuba” y, en homenaje a su condición de luchador incansable, le dio su adiós con la revolucionaria consigna de combate y confianza en el triunfo “¡Hasta la victoria siempre!”.
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