Un médico no puede provocar deliberadamente la muerte suministrando un producto letal, subrayó la organización en un comunicado, a dos días de que el presidente Emmanuel Macron reciba a miembros de la Convención ciudadana sobre el fin de la vida, que durante tres meses analizó el tema.
Según medios de prensa, la conclusión del grupo de cerca de 200 franceses escogidos al azar no es una sorpresa, al publicar que será recomendada la posibilidad de aplicar alguna forma activa de “ayudar” a morir a personas como un último recurso, con modalidades aún por definir.
La Orden señaló que después de nueve meses de consultas, no apoyará el eventual cambio en la normativa de Francia, donde la ley Claeys-Leonetti (2016) prohíbe la eutanasia (intervención deliberada para poner fin a la vida de un paciente sin perspectiva de cura) y el suicidio asistido (facilitar a alguien en fase terminal los medios para su propia muerte).
En ese sentido fijó su rechazo a que se apliquen tales medidas a menores de edad o individuos incapaces por su estado mental de expresar su voluntad.
De igual manera, la organización solicitó que de adoptarse una nueva legislación en la materia, incluya la cláusula de conciencia que permita al médico en cuestión marginarse del proceso de eutanasia o suicidio asistido.
Sin embargo, si ese galeno no apela a la cláusula, debe ser parte del debate que conduzca a la decisión colegiada en torno a la vida de su paciente, agregó.
Expertos estiman que al margen de la recomendación de la Convención ciudadana sobre el fin de la vida, no está clara la reacción del presidente Macron.
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