En vísperas de la presentación de su informe al presidente Emmanuel Macron, el grupo de 184 personas escogidas al azar demandó la creación de un camino con diversas barreras antes de la materialización de la muerte asistida.
Al respecto, pidió un acompañamiento médico y psicológico amplio para acogerse a la eutanasia (intervención deliberada para poner fin a la vida de un paciente sin perspectiva de cura) o a la facilitación de los medios a una persona en fase terminal para que cause su propia muerte.
Asimismo, instó a garantizar que el individuo en cuestión siempre pueda expresar su voluntad.
La Convención ciudadana sobre el fin de la vida fue activada por el Gobierno el año pasado con el propósito de responder al debate en la sociedad sobre la pertinencia o no de ajustar la legislación vigente en torno al polémico tema.
En Francia existe desde 2016 la ley Claeys-Leonetti, la cual prohíbe la eutanasia y el suicidio asistido.
Ayer, la Orden de Médicos de Francia mostró desacuerdo con la participación de galenos en la eutanasia y otros procedimientos para poner fin a la vida de pacientes, ante la posibilidad de un cambio en la legislación, aunque no está clara la reacción de Macron una vez entregada la propuesta ciudadana.
La organización rechazó que se apliquen tales medidas a menores de edad o a individuos incapaces por su estado mental de expresar su voluntad, y exigió además en caso de aprobación de una nueva normativa la inclusión de una cláusula de conciencia que permita al médico en cuestión marginarse del proceso de eutanasia o suicidio asistido.
En su informe, la Convención recogió esta cláusula.
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