Admirado en muchas partes del planeta, el ron producido en la isla acompaña desde hace décadas momentos inolvidables, que enaltecen también la labor de generaciones de expertos para lograr propuestas únicas, fruto de conocimientos y prácticas que ya engrosan la lista representativa de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) para el patrimonio intangible.
La víspera, los maestros recibieron en esta capital el certificado de inscripción de saberes de los que son depositarios en el llamado “patrimonio vivo”, fiel expresión de la identidad de los pueblos e importante proveedor de bienestar social, ingresos económicos y otros beneficios, según las particularidades de cada elemento registrado.
Para el primer maestro ronero Juan Carlos González, se trata de un justo premio a los esfuerzos de la nación cubana, de la que forma parte el movimiento portador de una herencia cultural autóctona y en crecimiento.
Nuestro ron ligero nació en 1862, un parto consecuencia de procesos y del deseo de hacer cada vez mejor las cosas durante siglos y de un compromiso al que damos continuidad como depositarios de este legado, comentó a Prensa Latina después de tomar en sus manos, junto a otros colegas, el certificado entregado por el subdirector general de la Unesco para la Cultura, Ernesto Ottone.
Para González, el momento de orgullo y satisfacción lleva a pensar en todos los que dieron su aporte y participaron en un proceso de compartir saberes a través del tiempo que se manifiesta en una conexión material, expresada en el trabajo que queda en las bodegas de añejamiento, y en la espiritual, representada por la enseñanza.
Es también un honor y a la vez un día de recuerdos, porque estamos aquí gracias a generaciones que ya no están entre nosotros y dejaron su herencia, esa que conservamos y enriquecemos en las bodegas, afirmó por su parte César Martí, igualmente con el rango de primer maestro.
A la alegría y al orgullo se unen –abundó- la ratificación del compromiso de garantizar la continuidad y de engrandecer una obra traducida en saberes con más de 160 años de tradición.
Las palabras júbilo y compromiso las repitió el presidente de Cuba Ron S.A., Orlando Borrero, quien en entrevista con Prensa Latina agradeció a todas las personas que contribuyeron al éxito de la inscripción de los saberes de los maestros cubanos del ron ligero en el patrimonio cultural inmaterial de la humanidad.
Quiero mencionar ahora el esfuerzo de la embajadora de Cuba ante la Unesco, Yahima Esquivel, y su equipo y el apoyo permanente de nuestra embajada en Francia, precisó.
Para Borrero, la isla entera celebra un resultado que pertenece al movimiento de maestros, a la industria ronera y al pueblo.
La celebración y el homenaje a las diversas generaciones que han transmitido a la siguiente los conocimientos debemos traducirlos en un mayor compromiso ante la responsabilidad de conservarlos, dijo.
En la velada de entrega del certificado de inscripción en la Unesco, la ministra de Cultura Kenelma Carvajal subrayó la voluntad de Cuba de proteger su patrimonio y a la diversidad de las expresiones culturales.
Como aval, destacó la fortaleza de los vínculos con la Unesco, la participación activa en sus diversos instrumentos y el hecho de que la isla cuente con nueve sitios declarados patrimonio mundial, cinco elementos inscritos en la lista representativa del patrimonio cultural inmaterial y tres ciudades (La Habana, Trinidad y Santiago de Cuba) en la Red de Ciudades Creativas.
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