Al menos eso muestran las más recientes encuestas, realizadas en un escenario de pulso del Gobierno con los sindicatos y la oposición por una reforma que busca extender la edad legal de retiro de 62 a 64 años, aumentar el período de cotizaciones y eliminar regímenes especiales de jubilación.
Multitudinarias protestas, reuniones organizadas por la primera ministra Elisabeth Borne, que fracasaron en el propósito de “apaciguar” a actores políticos sociales, huelgas con impacto económico y episodios de violencia conforman un panorama de crisis, atizado por la negativa del presidente Emmanuel Macron a dar marcha atrás en su proyecto estrella.
El miércoles, el canal BFM TV publicó los resultados de un sondeo solicitado al instituto Elabe, según el cual, el 55 por ciento de los franceses aseguró que votaría por Le Pen en un hipotético balotaje de las elecciones presidenciales.
Ese mismo día, una pesquisa del Instituto Francés de Opinión Pública (IFOP) y Fiducial para Le Figaro Magazine la dio ganadora en el teórico sufragio.
La líder de Agrupación Nacional (RN), heredera del Frente Nacional fundado por su padre Jean-Marie Le Pen en 1972, cedió en mayo del año pasado ante Macron en la segunda vuelta de los comicios para el Elíseo, por claro margen de 58,54-41,46.
En realidad no sorprende el giro, si se tiene en cuenta que al menos tres encuestas divulgadas en las últimas semanas recogieron una caída drástica de la popularidad del mandatario, situada entre un 26 y un 28 por ciento, el nivel más bajo desde finales del 2018 y principios del 2019, en plena efervescencia del movimiento de los Chalecos Amarillos.
Para expertos, Le Pen y su partido gestionan la crisis como nadie, porque no participan en las movilizaciones, condenan la violencia, ya sea los excesos policiales o los disturbios de manifestantes, fustigan al Gobierno y lo acusan de distanciarse de la gente, exigen la renuncia de Borne y apelan a la prioridad nacional en tiempos de inflación.
Es así que un sondeo del IFOP para Paris Match arrojó hace dos días que alrededor de seis de cada 10 personas mayores de 18 años, en una muestra de un millar, consideran a la diputada de extrema derecha “cercana a las preocupaciones de los franceses”.
Un estudio similar dejó un 47 por ciento de los entrevistados con ese criterio en 2021 y un 39 en 2017, cuando sufrió su primera derrota ante Macron en el balotaje de las presidenciales.
Conversando en la calle con las personas las respuestas parecen ligadas al entorno: “Cualquiera menos Le Pen”, compartió con Prensa Latina ayer un estudiante en plena marcha contra la reforma de la jubilación; “Tiene propuestas interesantes”, expuso una jubilada de compras, y “Es la solución”, afirmó un pequeño comerciante declarado “apolítico”.
También RN emergería un partido ganador en el ámbito parlamentario del tenso escenario generado por la reforma y la manera de adoptarla por el Gobierno, sin el voto de la Asamblea Nacional.
En ese sentido, una encuesta del IFOP para el semanario Le Journal du Dimanche y Sud Radio ubicó el domingo a la agrupación de extrema derecha en la cima de las preferencias, junto al bloque de izquierda Nueva Unión Popular Ecológica y Social (Nupes), de adelantarse las elecciones legislativas, en las que el oficialismo perdería al menos 50 escaños.
Las presidenciales están lejos (2027) y las legislativas también, pero no hay dudas de que Le Pen y los suyos “pescan en río revuelto”, y eso inquieta a los detractores de sus posiciones, aunque voces como la del politólogo Patrick Buisson, exasesor del otrora presidente Nicolas Sarkozy, aseveren que la diputada jamás conquistará el Elíseo.
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