Las ráfagas atravesaban sin miramientos las paredes de una residencia, situada en la arteria Amazona. Era la casa del periodista uruguayo Luís Nelson Martirena, quien fuera corresponsal de Prensa Latina en esa capital (1965-1970), y su esposa Ivette Jiménez.
Ambos eran militantes del Movimiento Tupamaros y tenían escondidos en la residencia a dos compañeros de ese grupo armado.
Desde hacía días se fraguaba una cruenta represión por las Fuerzas Conjuntas (FF.CC.) del Uruguay de la época contra los insurgentes, producto de una delación que reveló la ubicación exacta de los escondites de parte de su dirigencia en la capital latinoamericana.
De nada valieron los gritos de Ivette pidiendo el cese de las detonaciones, “porque estaban completamente desarmados” cuando inició el operativo de la policía uruguaya, que procuraba capturar a Eleuterio Fernández y David Cámpora, del Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros.
Con 40 años de edad, Martirena fue acribillado al abrir la puerta de su casa. Lo dejaron desangrar hasta morir. A su esposa la asesinaron de un tiro en la boca, recoge el portal digital Sitios de Memoria Uruguay.
El matrimonio tenía dos hijas que, por suerte, al momento de la incursión policial estaban en la escuela.
Las versiones oficiales difundidas por las FF.CC. relataron “un intenso tiroteo entre las fuerzas beligerantes”, pero lo ocurrido allí fue un asesinato alevoso contra personas sin armamentos, según los testigos Eleuterio Fernández y David Cámpora, quienes sobrevivieron al operativo.
Martirena había sido, además de corresponsal de Prensa Latina en Montevideo, director de la corresponsalía en La Habana desde diciembre de 1970 hasta mediados de 1971.
La noticia de su horrenda muerte causó profundo dolor en Cuba, especialmente, entre sus colegas de la agencia informativa latinoamericana.
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