El presidente Emmanuel Macron pretende pasar la página y empezar de cero con la mira en otros objetivos de su gestión, pero ni los gremios ni los partidos opositores que rechazan la reforma muestran intenciones de aceptarlo.
Un cruce de espadas a distancia tendrá lugar esta noche, el jefe de Estado se dirigirá a los franceses con la intención de proyectar el futuro del país y de pedirles que asuman la extensión de la edad de retiro de 62 a 64 años, la cual fue validada el viernes por el Consejo Constitucional, atizando el malestar frente a la iniciativa.
Por su parte, la Intersindical sostendrá una reunión para decidir las acciones de los próximos días, con jornadas de protestas y huelgas anticipadas en las dos semanas que restan para el primero de mayo, el Día Internacional de los Trabajadores.
De momento no parece posible la opción de la tregua, y prueba de ello es que los sindicatos de una manera unánime descartaron aceptar la invitación de Macron para reunirse mañana en el Palacio de Elíseo con el propósito de “hablar de otros temas”.
Los secretarios generales de los dos principales gremios, Laurent Berger (Confederación Francesa Democrática del Trabajo) y Sophie Binet (Confederación General del Trabajo, CGT), ya lanzaron la convocatoria a una gran marcha el primero de mayo.
En la CGT llamaron a manifestarse el 20 y el 28 de abril y los ferroviarios anunciaron para el jueves una “jornada de expresión de la cólera”, acciones que seguramente serán debatidas en el encuentro de esta noche.
En el Gobierno tampoco dan señales de ceder, y si bien la primera ministra Elisabeth Borne pidió el viernes, tras la decisión del Consejo, no considerar que el proceso dejó a ganadores o a vencidos, la víspera cambió el tono añadiendo: “estamos determinados a acelerar las reformas”.
También el ministro de Transporte, Clément Beaune, subrayó la intención de no dar marcha atrás, al asegurar que la alocución de Macron este lunes reflejará la hoja de ruta de su segundo quinquenio de gestión presidencial.
El pulso social no le es ajeno a la política, con los partidos de la izquierda decididos a luchar junto a los gremios contra la reforma de la jubilación, y la extrema derecha y su líder Marine Le Pen tratando de sacar provecho de las tensiones.
Le Pen se presentó ayer como la candidata natural de su campo para las elecciones presidenciales del 2027 y estimó que la salida de la crisis política y social en Francia pasa por tres escenarios: un referendo, la disolución del Parlamento o la dimisión de Macron.
En espera de las declaraciones del jefe de Estado y de los anuncios de la Intersindical, una encuesta del instituto Elabe para el canal BFM TV mostró esta mañana que el 64 por ciento de los ciudadanos respalda la continuidad de las protestas contra la llamada iniciativa estrella del mandatario.
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