Sentados en el banquillo por “homicidio involuntario”, la compañía y el gigante de la aviación enfrentan una sanción de 225 mil euros de multa.
Esa fue fue cuestionada por familiares de las víctimas del desastre del A330-200 que el 1 de junio de 2009 cayó en aguas del océano Atlántico mientras cubría la ruta entre Río de Janeiro y el aeropuerto parisino Charles de Gaulle. Calificado de proceso maratón, por su desarrollo del 10 de octubre al 8 de diciembre, la decisión del juicio es tan esperada como polémica, después de que la Fiscalía estimara que resulta imposible demostrar la culpabilidad de Air France o de Airbus, postura rechazada por las partes civiles.
De acuerdo con la presidenta de la asociación de víctimas del AF447, Danièle Lamy, el deseo de sus miembros es que el Tribunal Correccional de París emita un dictamen imparcial y condene a las empresas acusadas por sus negligencias y faltas.
El accidente en el que murieron seres humanos de 33 nacionalidades, incluyendo 72 franceses y 58 brasileños, fue atribuido a la congelación de los tubos Pitot, sondas dispuestas en el fuselaje clave por su papel de medir la velocidad a partir de la diferencia de presión.
Después de la catástrofe, esas sondas fueron mejoradas a nivel mundial y se emitieron modificaciones técnicas relacionadas con el entrenamiento de la tripulación en diversas fases del vuelo.
Ante señalamientos de que los pilotos son tan víctimas como los pasajeros y el resto de la tripulación, al no recibir señales de dónde venía el problema, Air France y Airbus aseguraron que no cometieron falta penal alguna que desencadenara el trágico accidente hace 14 años.
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