La represalia internacional de Washington contra aquellos países, dirigentes y movimientos políticos que se atreven a pensar con criterios propios y a cuestionar sus argumentos es destacada en un comentario que publica El Diario El Salvador “El precio de la independencia y la dignidad (II)”, suscrita por el doctor en filosofía y máster en Ciencias Políticas, David Hernández.
Al igual que en El Salvador en los últimos años, cuando se condenó por parte de Estados Unidos y de su malévola lista Engel a numerosos funcionarios del actual Gobierno, la Casa Blanca recurrió en el caso de Cuba, subrayó, a demonizarla hasta incluirla en un absurdo «eje del mal», culpándola de todos los males habidos y por haber de este mundo.
Como lo afirmó al «The New York Times» el profesor de la American University Leo Grande: «Cuba fue agregada por primera vez a la lista de patrocinadores del terrorismo internacional en 1982 por el presidente Ronald Reagan para castigar a La Habana por apoyar a los movimientos revolucionarios centroamericanos”, citó el diario.
Ahora que hay tímidos acercamientos de la administración de Biden a La Habana, uno de los objetivos prioritarios para desenredar el desencuentro de décadas de agresión estadounidense contra Cuba debe ser el fin del bloqueo criminal e inhumano que sufre la isla desde hace más de seis décadas y eliminarla del absurdo listado de países propiciadores del terrorismo, subrayó Hernández.
Ello –valoró- indudablemente abriría la puerta a relaciones económicas, culturales y deportivas de inmenso provecho para ambos países.
Recientemente, agregó el también escritor salvadoreño, estuve en Miami y pude comprobar que las nuevas generaciones de cubanoamericanos ya superaron los criterios de la Guerra Fría y el odio anticomunista a Cuba.
Por el contrario, es una isla, un país, que también forma parte de su identitario nacional, ya sea porque muchos de ellos, o sus padres o abuelos, nacieron en Cuba, afirmó.
Un país trabajador que lucha por su supervivencia en estos tiempos difíciles pospandemia, en medio de la escasez de productos, accesorios y combustible que produce la conflagración planetaria en Europa Oriental, no tiene ninguna justificación de seguir incluido en la infame lista de países patrocinadores del terrorismo, sostuvo.
Basta ya a ese criminal bloqueo imperialista, remarcó el opinador salvadoreño en el segundo de una serie de trabajos que abordan la realidad que enfrenta hoy Cuba.
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