Para alcanzar esos objetivos, la receta será reducir el gasto público y trabajar por un crecimiento económico más dinámico, señaló en rueda prensa el ministro de Finanzas, Bruno Le Maire, quien añadió que “está en juego la credibilidad europea de Francia”.
En concreto el gobierno francés buscará para 2027, último año de la legislatura del presidente Emmanuel Macron, situar el déficit público en el 2,7 por ciento del producto interior bruto (PIB), desde el 4,9 por ciento previsto para el presente año, y rebajar la ratio de la deuda del actual 111,6 por ciento del PIB al 108,3 por ciento.
El endurecimiento de las políticas de ajuste neoliberal lo sufrirán especialmente los sectores más débiles pues el recorte en el gasto público será drástico, pasando del 57,5 por ciento del PIB del presente ejercicio al 53,5 de 2027, lo que equivale a más de 120 mil millones de euros.
En cuanto a la inflación las proyecciones son menos optimistas, pues el indicador se revisó al alza para finales de 2023, que pasa del 4,2 al 4,9 por ciento, si bien los últimos datos de marzo lo sitúan actualmente en el 5,7 por ciento.
Por último, las cuentas del ejecutivo francés prevén alcanzar un crecimiento económico del 1,8 por ciento para el término de la legislatura, frente al uno por ciento de este año, y una tasa de desempleo cercana al cinco por ciento.
Estas proyecciones figuran en el programa de estabilidad que se presentará la semana próxima al Consejo de Ministros y que los Estados de la Unión Europea transmiten anualmente, ajustándose al Pacto de Estabilidad y Crecimiento.
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