En un pequeño folleto manuscrito, al cual tuvo acceso Prensa Latina, Gabriel Echemendía relata momentos de pánico entre los vecinos de la localidad del Espíritu Santo al observar en la lejanía brotar humo de la cúpula de la montaña también conocida como del Infierno.
Una nota al margen aclara que vaqueros de la finca El Guajén, de Pedro Echemendía, conocían que personas muy pobres se dedicaban a cortar leña en la montaña y hacían los hornos de carbón en lo más alto de la cumbre.
La loma, de unos 437 metros sobre el nivel del mar, con su remate pelado semejante a un volcán, está aledaña a las Lomas de Banao, un área protegida de significación nacional por el alto grado de conservación, ecosistema que alberga un gran número de endémicos locales.
Estudios realizados en las islas de las Antillas Mayores como Cuba, Puerto Rico y La Española han determinado que en sus suelos no existen evidencias de volcanes.
Documentos de la época afirman que esta montaña tomó su actual apelativo desde que el Obispo Espada y Landa la escaló (1819) y ofició una misa en su cima.
Actualmente se conserva en la cumbre una cruz de concreto de unos siete metros de altura sobre un pedestal, construida a mediados de 1950 con aporte de los feligreses y de los alumnos del Colegio Católico La Salle.
En épocas pasadas cada primer día año integrantes de los colegios católicos y miembros de las iglesias realizaban peregrinación hasta la cúspide, celebrando en lo más elevado una misa para pedir por la naturaleza y la vida, se lee en el manuscrito.
Asimismo, fue centro de referencia para la Columna 8 Ciro Redondo comandada por el argentino-cubano Ernesto Che Guevara en su avance hacia el centro de la isla, ordenado por el líder del entonces movimiento guerrillero, Fidel Castro, en 1958.
Al observar en la lejanía por primera vez la mancha azul del macizo montañoso de Las Villas, escribió el Che: Una sola visión en lontananza animó sus rostros e infundió nuevos espíritus a la guerrilla…
El 15 de octubre arribaron a la Loma del Obispo, en la región espirituana, donde ordenó la búsqueda de un lugar adecuado para la comandancia, instalándola en Caballete de Casa, dando inicio así a las acciones que dieron al traste con la tiranía de Fulgencio Batista en el centro de Cuba.
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