Allí en el escenario de la novela El viejo y el mar, que le valió a Hemingway el premio Nobel de Literatura en 1954, investigadores y estudiosos de Cuba, Estados Unidos y otras naciones evocaron la víspera el legado de quien fuera considerado un amigo de la isla caribeña.
En el recorrido estuvo presente la escritora Valerie Hemingway, la cual desde muy joven fue secretaria privada y confidente del célebre novelista que vivió casi un tercio de su vida en Cuba.
La investigadora cubana Gladys Rodríguez, miembro honorario de de Hemingway Society, explicó a los presentes las características del busto conmemorativo dedicado al escritor, fundido en bronce con materiales aportados por los pescadores locales.
También los investigadores visitaron Finca Vigía, sitio habanero donde vivió el literato desde 1939 a 1960 y hoy es museo que atesora pertenencias y obras conservadas en el mismo estado que las dejara una de las figuras más destacadas de las letras universales.
Allí se efectuó la donación de la reproducción de la pintura El guitarrista, del artista Juan Gris, cortesía del investigador argentino Ricardo Koon.
También fue presentado el libro La torre bianca, de la escritora italiana Adriana Ivancich.
Antes los participantes en el Coloquio ya habían recorrido otros lugares de gran significación como el Club Náutico Internacional, la marina denominada Hemingway en su honor, donde se realiza el tradicional torneo de Pesca de la Aguja.
El XIX Coloquio Internacional Ernest Hemingway, con sede del 2 al 5 de mayo en el Museo Nacional de Bellas Artes, edificio de Arte Universal, cierra puertas este viernes tras la presentación de ponencias sobre múltiples facetas del escritor estadounidense.
Este evento se enmarca en el Primer Congreso Internacional de Patrimonio Cultural, desarrollado en igual fecha en la capital cubana y cuenta con asistencia de delegados nacionales y extranjeros y la presencia de una treintena de ministros pertenecientes al grupo de los 77 y China.
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