Interrogado por diputados en una sesión de preguntas y respuestas en el Palacio Borbón, el funcionario calificó de inaceptable lo ocurrido el pasado sábado, cuando unas 600 personas, en su mayoría jóvenes, recorrieron calles del sexto distrito de esta capital vestidos de negro, muchos enmascarados, y con banderas negras.
Los estandartes portados tenían símbolos como la cruz celta y el sol negro (ligado a la filosofía ocultista del nazismo), movilización que generó indignación y fuertes críticas al Gobierno, que en un principio esgrimió el derecho a la protesta pacífica.
Desde la izquierda, dirigentes y parlamentarios fustigaron al Ejecutivo, por prohibir en las últimas semanas cacerolazos y otras protestas contra la reforma de la jubilación y permitir la marcha de los ultraderechistas.
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