Dos días antes habían regresado las últimas tropas de tierras africanas, frente a las cuales el jefe militar destacó la gratitud con la que la nación caribeña recordaría siempre la epopeya, ‘porque sin Angola no seríamos tan fuertes como somos hoy’.
En un acto celebrado en el Cacahual –al sur de la capital y sitio de reposo de uno de los principales jefes de las guerras por la independencia de España, Antonio Maceo–, el ministro refirió que había llegado el momento del tributo y del recuento.
‘Tributo de admiración, gratitud y respeto a los 377 mil 33 hijos de nuestro pueblo que a lo largo de casi 16 años prestaron en Angola la más decidida colaboración en defensa de su soberanía e integridad territorial’, señaló, y añadió que junto a esos combatientes, cerca de 50 mil cubanos brindaron su aporte solidario en labores civiles.
Ante todo, dijo Raúl Castro, honramos ‘a los dos mil 77 compañeros que no sobrevivieron para ver la victoria, porque la fecundaron con su sangre’.
Al rememorar las circunstancias en las que había transcurrido la ayuda militar, tras la solicitud del gobierno angolano, el titular de las FAR exaltó la importancia histórica del triunfo de las fuerzas conjuntas sobre la Unión Nacional para la Independencia Total de Angola (Unita) y el ejército sudafricano.
Entre esos elementos citó la preservación de la independencia angolana, su seguridad, integridad territorial y la inviolabilidad de sus fronteras; el logro de la independencia de Namibia, y la contribución al avance del movimiento antiapartheid.
Asimismo, resaltó la conducción del líder histórico de la Revolución, Fidel Castro, quien desde Cuba, en jornadas diarias de hasta 20 horas y más, dirigió personalmente el trabajo del Estado Mayor General del Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, sembrando en todos ‘el férreo espíritu de lograr la victoria’.
‘Angola es una página brillante, limpia, honrosa, transparente en la historia de la solidaridad entre los pueblos, en la historia del internacionalismo, en la historia de la contribución de los cubanos a la causa de la libertad y del mejoramiento humanos’, ponderó Raúl Castro hace hoy 30 años.
Sus palabras reafirmaron también la convicción de que ‘la gloria y el mérito supremo pertenecen al pueblo cubano’, el protagonista verdadero de un hecho que la historia aquilató en su más profunda y perdurable trascendencia.
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