El líder de la gesta nacional por emanciparse de España cayó impactado por tres disparos durante el enfrentamiento librado el 19 de mayo de 1895 contra más de 600 soldados ibéricos que, comandados por el coronel José Ximénez de Sandoval, emboscaron a los insurgentes en su campamento de Dos Ríos, en el oriente cubano.
A pesar de la anticipada preocupación del General en Jefe de las tropas mambisas, Máximo Gómez, por la seguridad del Delegado del Partido Revolucionario Cubano, éste decide empuñar su arma y situarse prácticamente en la avanzada de las hostilidades, con lo cual quedó a merced del fuego enemigo.
Diversas investigaciones corroboran que una bala le penetra por el pecho y le fractura el esternón; otra entra por el cuello y, en su trayectoria de salida, le destroza el lado izquierdo del labio superior, mientras la tercera lo alcanza en un muslo.
Tampoco consiguió el Generalísimo, Máximo Gómez, recuperar el cuerpo sin vida de Martí. Los españoles se hacen con él y lo protegen con una fuerte barrera de fuego, ante la certeza de que habían ultimado a un importante cabecilla del movimiento insurreccional, a la sazón su cerebro organizador.
Tiempo después, el jefe del Ejército Libertador, Máximo Gómez, evocó ante las tropas el combate de Dos Ríos, la situación comprometida, la noticia inesperada de la desaparición de Martí, la incertidumbre acerca de su muerte, la imposibilidad del rescate. «…fue a la muerte con toda la energía y el valor de un hombre de voluntad y entereza indomables”, dijo.
Martí había desembarcado el 11 de abril del propio año por Playitas de Cajobabo en la actual provincia de Guantánamo. Llegó desde el exilio en Estados Unidos para encabezar los destinos de la nación en esa que calificó como “Guerra Necesaria” por la independencia del coloniaje español.
El trágico suceso significó un duro golpe para la conducción política de la contienda independentista, pero también reveló el carácter intrépido del hombre de pensamiento universal-poeta, ensayista, periodista- para quien: “La muerte no es verdad cuando se ha cumplido bien la obra de la vida”.
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