Por Marta Denis Valle*
Colaboradora de Prensa Latina
Nacido el 14 de junio de 1928 en Rosario, Argentina, su vocación social revolucionaria lo llevó a recorrer gran parte de América Latina y a vivir la experiencia del proceso progresista abortado en Guatemala, después la Revolución en Cuba y convertirse en un guerrerillo internacionalista.
El talento militar de Guevara de la Serna, hasta entonces un joven médico argentino, se reveló durante la lucha guerrillera en las montañas de Cuba (1957-1958), antes de descollar como notable político, estadista, diplomático, economista e ideólogo.
En los últimos meses de guerra cumplió la misión que parecía imposible, interceptar y paralizar los movimientos de las tropas enemigas desde Occidente a Oriente y también derrotarlas, es decir, partió en dos el país.
Llevó la guerra de liberación de la Sierra Maestra a las montañas de la región central, campaña diseñada por la Comandancia General del Ejército Rebelde, y logró allí la toma de las principales ciudades y poblados.
Che Guevara resulta al mismo tiempo uno de los héroes del proceso revolucionario cubano, de pensamiento y acción; brillante cronista y original teórico en sus enfoques políticos, económicos y sociales.
Igualmente, fue mentor de las sucesivas generaciones de cubanos, dada su fe infinita en los valores morales y en la transformación de la conciencia humana.
Admirado sobre todo por los jóvenes, inspiró la creación de las organizaciones juveniles y de pioneros, y su imagen aparece en el emblema de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC).
Médico y guerrillero heroico, latinoamericano y tercermundista, cayó en manos del enemigo, herido y su arma inútil, combatiendo en La Higuera, Bolivia, el 8 octubre de 1967 y horas después fue fríamente asesinado.
CHE PARA SIEMPRE
El gran guerrillero, sin dejar de serlo, acometió la construcción de la sociedad cubana en diversas y numerosas tareas, entre ellas como presidente del Banco Nacional y ministro de Industrias. Tuvo una fe infinita en los valores morales y en la transformación de la conciencia humana.
Trascendió a la historia como Che Guevara, el nombre dado por sus compañeros de bregar guerrillero en la Sierra Maestra, las tierras de África y de Bolivia, sin que su asma crónica lo impidiera.
El rostro joven, rebelde y profundo, de principios de los 60, captado por la fotografía en la plenitud de sus años, recorrió el mundo entero en el resto del siglo XX, y es también referente para las presentes y futuras generaciones del actual milenio.
En su etapa cubana logró una coherencia entre sus propios enfoques y experiencia anterior -argentina y americana- y evolucionó hacia una proyección humana superior, al propio tiempo con valores regionales y universales.
Esto despertó la admiración de los jóvenes cubanos y durante años en las multitudes de numerosos países.
En 1959, con 30 años de edad, fue declarado cubano por nacimiento, un honor que mereció para siempre.
La obra del Che fue inscrita el 18 de junio de 2013 en la Memoria del Mundo de la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), colección de manuscritos originales del comandante Ernesto Guevara.
Se trata de mil siete documentos desde la etapa de la adolescencia hasta 1967. En los textos figuran 431 manuscritos del Che, 567 documentos escritos sobre su vida y obra, así como un valioso material iconográfico, filmográfico, cartográfico y objetos.
Como dijera Eduardo Galeano: “Nadie ignora que el Che es un símbolo universal, celebrado en los más diversos lugares y cantado en las más diversas lenguas. Su memoria se enciende y crece, porque ella encarna la energía de la dignidad humana, porfiadamente viva, mal que les pese a los indignos del mundo”.
arb/MDV
*Historiadora y periodista cubana