Méndez, un artista de talla universal, dio a luz composiciones que han devenido emblemáticas en la banda sonora de todos los tiempos, creando particulares ambientes con su voz de ronco maravilloso hacedor de hermosas letras.
La gloria eres tú, Si me comprendieras, Novia mía, Por mi ceguedad, Soy tan feliz, Ese sentimiento que se llama amor, Me faltabas tú, Mi mejor canción, Por nuestra cobardía, son canciones tarareadas por el público casi siempre en ocasiones especiales, íntimas, cuando el corazón desborda la garganta.
Durante la década de los años 40 del siglo XX Méndez y otros jóvenes músicos y autores cubanos crearon el movimiento del Filin, de naturaleza romántica.
Expertos en el tema aseguran que entre quienes revolucionaron la música nacional entonces había también autores reconocidos como César Portillo de la Luz, Rosendo Ruiz, Rolando Gómez, Giraldo Piloto, ‘El Niño Rivera’, Ñico Rojas, Armando Guerrero, Marcelino Guerra, Bebo Valdés, así como las cantantes Elena Burke y Omara Portuondo, entre otros.
Bajo ese manto de Filin que alude a los más profundo de los sentimientos compuso el ronco maravilloso canciones como Quiéreme y verás, Háblame de frente, La última la traigo yo, ¿Por qué dudas?, Tú, mi amor divino, y más.
Entre los afamados espacios nocturnos habaneros que Méndez prefería estaba El pico blanco, ubicado en los altos del hotel Saint John’s, en El Vedado.
Poco antes de llegar a su esperada actuación en ese lugar, el 10 de junio de 1989, el músico fue atropellado en un accidente automovilístico y falleció a los 62 años de edad. Faltaban 11 días para su cumpleaños.
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