El desprendimiento finalmente tuvo lugar y movió 1,2 millones de metros cúbicos de rocas, pero se detuvo a unas decenas de metros de las viviendas más cercanas al monte, según las autoridades locales.
Durante el periodo de evacuación la aviación civil ordenó en el área afectada una zona de exclusión aérea de tres mil 500 metros de altura y 3,5 kilómetros de radio en torno a la zona.
No es la primera vez que un deslizamiento de tierra y rocas amenaza a un poblado en los Alpes suizos y en 2017 un desastre de este tipo obligó a evacuar a 200 vecinos de Bondo.
La peor catástrofe de este tipo en la nación centroeuropea se remonta a 1806, cuando un deslizamiento de 40 millones de metros cúbicos de escombros enterró a 457 personas y cientos de cabezas de ganado en el cantón central de Schwyz.
Los geólogos consideran que entre 6,0 y 8,0 por ciento del territorio suizo es inestable, aunque las áreas de riesgo son frecuentemente controladas y las evacuaciones pueden organizarse a tiempo.
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