Al intervenir en la Mesa Redonda sobre Asociaciones para el Crecimiento Verde, de la Cumbre para un Nuevo Pacto Mundial de Financiamiento, el mandatario resaltó la importancia de que las alianzas internacionales para una transición energética justa estén dirigidas y sean controladas por los países que la acometen.
Asimismo, dijo, se debe poner más énfasis en el componente justo de la transición, tanto en la estructuración del plan de inversiones como en el paquete de financiamiento correspondiente.
Los países que atraviesan ese proceso deben tener claro cómo definen el término «justo», particularmente con respecto al impacto social.
También, agregó, las alianzas internacionales para una transición energética justa deben traducirse en un apoyo financiero tangible, que considere el nivel de desarrollo de los países receptores, así como la magnitud de las tareas a acometer.
Las subvenciones, sostuvo Ramaphosa, deben constituir una parte sustancial del apoyo financiero, y cualquier término relacionado con la deuda debería ser más atractivo que lo que se podría obtener en los mercados de capital.
Es importante, enfatizó, que el financiamiento refleje la obligación de las economías desarrolladas de apoyar las medidas de mitigación y adaptación de las economías en desarrollo.
Además, el proceso de transición necesita apoyar la industrialización verde con la inclusión de las transferencias de tecnologías y habilidades.
Ese proceso, afirmó, requiere de socios a largo plazo que apoyen a las economías en desarrollo a medida que avanzan hacia un crecimiento y desarrollo económico sostenible y verde.
En sus palabras, el presidente sudafricano recordó que la actual pero que solo debe complementar, no reemplazar, las discusiones en los foros multilaterales apropiados, particularmente la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático.
En noviembre de 2021 Sudáfrica anunció una Asociación de Transición Energética Justa con los gobiernos de Francia, Alemania, el Reino Unido y los Estados Unidos, así como con la Unión Europea.
Esas naciones acordaron un compromiso inicial de ocho mil 500 millones de dólares para ello, pero las necesidades sudafricanas en ese aspecto se estiman en unos 98 mil millones de dólares.
rgh/mv