Prensa Latina visitó la Unidad Empresarial de Base (UEB) perteneciente a Mármoles del Centro, la cual agrupa además la cantera Pelo Malo, en Villa Clara, con su verde serrano, y la Campiña, en Cienfuegos, el rojo campiña, requerido por empresas importadoras.
Se cumplen 33 años desde que Cariblanca comenzó su transformación local y social de una zona altamente agrícola, campesina, a ser conocida como la tierra del oro blanco, al descubrirse una de las mayores reservas de jaspe del país.
De acuerdo con especialistas de la Empresa Geominera del Centro, al yacimiento al borde de la empinada sierra de Guamuhaya se le estima más de un siglo de explotación atendiendo al ritmo de producción actual, aun cuando las reservas pueden duplicar o triplicar el tiempo útil.
Hace dos lustros los trabajadores del mármol de Cariblanca colocaron su entidad en el Sistema Integral de Gestión, al cumplir las condiciones básicas: calidad, gestión ambiental, seguridad y salud.
Pedro Pablo, con cerca de 70 años y vecino de la planta, reconoce que la gran cumbre -muchos decían era un mogote- cubierta de vegetación vino a beneficiar la economía local y del país, vivíamos encima de una mina de riqueza, afirmó.
La ingeniera Yanileidy Aguiar, directora de la UEB, confirmó que todo se aprovecha desde el corte de los bloques hasta los subproductos que surgen en el proceso de laminado y brillado, y aspiramos a más, precisó a Prensa Latina.
La cantera, con una fuerza laboral de varios años de experiencia, crece por años, así como con la apertura de nuevos frentes de explotación y la instalación de forma progresiva de nuevas tecnologías para la extracción.
Además, es una de las entidades claves de la provincia en la sustitución de importaciones y ofertas al exterior.
También los residuos de sus producciones tributan al programa de producción local de materiales para la construcción, se conforman piezas y partes como rodapies y otra que se destinan a empresas que luego pueden ofertar a la población.
Las variedades Rojo Campiña y Crema Escambray se caracterizan por su dureza lo que permite la elaboración de láminas más finas y de diferentes tamaños, condiciones que facilitan ofertas variadas para el sector del turismo, programas de la vivienda y otros clientes.
Los avances logrados son el resultado de la adquisición en los últimos años de equipos para la extracción, máquinas cortadoras de bloques de mármol, medios de carga y mejoras en el proceso industrial en la planta de corte y terminación.
La montaña de mármol de Cariblanca forma parte de uno de los valles intramontanos más hermosos de esta zona central de Cuba con reservas para seguir beneficiando al desarrollo de la comunidad y con un significativo aporte a la restauración de La Habana Vieja.
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