Así define a Prensa Latina Abel Hernández, delegado de la Fundación Antonio Núñez Jiménez de la Naturaleza y el Hombre, el mapa actual de la avifauna en el territorio espirituano, el cual tiene un enorme impacto en nuestro bienestar, tanto físico como mental, dijo.
El destacado investigador y autor de más de una decena de textos sobre las aves destacó la labor de diversas instituciones y organismos, colocando como ejemplo a la Empresa de Flora y Fauna, en el desarrollo de proyectos para la protección y reproducción de especies en peligro de extinción.
Según estudios locales, en la provincia se registran más de 600 especies de la fauna, unas 90 son aves, que requieren, explicó, un constante control por los especialistas para conocer parejas, nidos, reproducción e incluso lugares del hábitat preferente.
En la actualidad se mantienen observaciones de las especies del entorno natural del catey y la cotorra en la Reserva Ecológica Lomas de Banao, así como de la colonia de cerca de mil ejemplares de flamencos rosados en el Refugio de Flora y Fauna Tunas de Zaza, al sur de Sancti Spíritus.
Otro de los derroteros del territorio es el Gran Parque Natural de Topes de Collantes, en la sierra del Escambray, con una inmensa variedad de flora y fauna, cerca del 50 por ciento de las aves son endémicas del país, abundan los bosques naturales de pinos, eucaliptos y otros árboles maderables.
Al igual que el Parque Nacional Caguanes, declarado por la Unesco Reserva de la Biosfera en el municipio de Yaguajay, agrupa Cayo Caguanes, la Ciénaga de la Guayaberas y los islotes conocidos por Cayos de Piedra.
El máster en Ciencias de Ecología distinguió la poblaciones de grulla en la Ciénaga de la Guayabera, el ave silvestre más grande y poco común en la isla, 11 especies de palomas, así como la presencia del zunzún -el ave más pequeña del mundo- en todos los ambiente naturales y urbanos.
De acuerdo con estudios de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, en la provincia se localizan 31 especies amenazadas, la mayoría evaluadas en las categorías de vulnerable y en peligro, algunas en periodo crucial.
El estudioso de la avifauna lamenta no haber conocido el guacamayo cubano, pues era una especie fabulosa con una amplia gama de matices en su plumaje, naranja, amarillo, azul, rojo verde y alrededor de los ojos una zonas blancas carentes de plumas.
Datos proporcionados por el entrevistado indican que las últimas colonias de estos bellísimos animales existieron en la Ciénaga de Zapata, al sur de Matanzas, y en la Isla de la Juventud, y según estimados se extinguieron en las primeras décadas del XIX.
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