Los cubanos llegaron al encuentro luego de levantar boga y propinar aplastantes derrotas a rivales que no fueron mexicanos ni puertorriqueños, ante los que sucumbió. Era un todo contra todo donde al final irían primero contra segundo por el oro y la plata, y tercero contra cuarto por el bronce.
La escuadra cubana se ganó ese derecho a base “de palos” y en ocasiones de buen picheo pero la madre naturaleza jugó una mala pasada que sirvió de argumento a los organizadores para aplicar “normativas internacionales que rigen tanto al béisbol como al softbol”, según reseño el Diario El Salvador.
¿Y el espectáculo?, y el derecho ganado sobre el terreno, y los cientos de aficionados que esperaban ver una buena final sobre el terreno. Bien, gracias, se impuso la norma, por cierto poco conocida que privó a muchos de ver una victoria o una derrota para alguno de los equipos.
Hoy muchos se preguntan, y por qué, si los juegos no concluyen hasta el 8 de julio. Una experiencia más.
México tuvo un mejor desempeño porque venció en un partido más pero, y las aplastante victorias por amplio carreraje logradas por Cuba en sus últimas presentaciones.
Como decía el colega Rudens Tembrás, de Jit, “quiso la lluvia que nuestra selección de béisbol no tuviera oportunidad de revancha ante México en la final de los XXIV Juegos Centroamericanos y del Caribe, con sede principal en esta ciudad”.
Con planes de regreso de árbitros y hasta de equipos para este domingo, tampoco era una opción pasar el partido final para esa jornada, indicó Jit, pero por qué. Son las interpretaciones que se hacen de las normas y reglas que a veces, involuntariamente, tal vez, dañen el deporte.
El más feo de los cierres… Apelar al reglamento que establece para estos casos la prevalencia del partido entre ambos finalistas, ganado por México a Cuba en la primera jornada del certamen, precisó Jit.
En estos días escribía una visión de “En el Salvador, al César lo que es del Cesar”, para encomiar lo que algunos malos intencionados trataron de decir, sin razón, sobre la buena y acertada celebración de la XXIV cita regional por este país que, apremiado por el tiempo, hizo de la proeza y la hazaña una práctica para cumplir.
La novena mexicana ganó su primer oro en Juegos Centroamericanos y del Caribe, pero sin disputar el encuentro por la final.
Eso me trae a la mente el recuerdo de la atleta cubana Laina Pérez que recibió la medalla de bronce por cuestiones de reglamento en un evento de tiro, pero ella la rechazó y se la colgó al cuello a la mexicana Alejandra Cervantes, quien la ganó en competencia
Fue un momento de deportividad pura se vivió en la prueba de pistola de aire individual femenina, cuando Pérez rechazó la medalla de bronce que le otorgó el reglamento, después de quitársela a la mexicana Alejandra Cervantes porque la delegación azteca había ganado oro y plata.
El reglamento no permite que un mismo país se agencie las tres medallas de una misma prueba, por lo que autoridades regionales de tiro procedieron a despojar a Cervantes de la de bronce para otorgársela a Pérez, en una ceremonia privada que luego se difundió en redes sociales.
“Quien hizo el reglamento no fue atleta y si lo fue, ya se le olvidó, pues es injusto que quien se lo gane en competencia, no se lo pueda llevar a su casa. No tiene ninguna justificación, es absurdo y no sé por qué. La medalla no es mía, es de ella”, dijo Pérez, tras colgarle la medalla en el cuello a la mexicana.
Queda el sabor amargo de una plata que tal vez se quedaría en ese metal pero en la disputa sobre el terreno, o quizás Cuba saborearía el oro ganado en buena lid.
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