El prócer e independentista cubano José Martí (1853-1895) llegó por primera vez a Costa Rica el 30 de junio de 1893, estuvo ocho días y logró impactar a las comunidades, el mundo intelectual y cultural. Celebramos esta visita del autor de Versos sencillos, dijo la profesora en declaraciones a Prensa Latina.
Recordó la difusión que hiciera el pedagogo Joaquín García Mongue de la revista infantil La Edad De Oro, de Martí.
Su obra llegó a todos los rincones de Costa Rica, es increíble, no solo en el centro, sino en zonas rurales. Usted puede preguntarle a cualquier persona y conocen quién es Martí, resaltó.
Pero no solo lo relacionan con sus creaciones para niños y jóvenes, sino también conocen sus crónicas, discursos literarios, cartas y obras literarias.
Para la máster en Estudios Latinoamericanos y profesora de la Universidad Nacional de Costa Rica, los vínculos de esta nación centroamericana con Cuba comenzaron desde esa época.
Cuba siempre ha estado en el corazón de Costa Rica por muchas razones: desde aquí comenzaron los primeros apoyos a la guerra de independencia de la isla caribeña del colonialismo español en la segunda mitad del siglo XIX y hubo mucha migración, familias que vinieron e hicieron lazos en este país se concentraron en varios sitios como en Nicoya, Guanacaste, Puntarenas y en San José.
Fue un suceso que se extendió por Centroamérica y el pueblo costarricense lo sintió como latinoamericano, subrayó la investigadora
Como parte del homenaje, la académica en sus reflexiones explicó cómo en aquella visita de solo ocho días, Martí visitó el 6 de julio y almorzó en la casa del joven Joaquín García Monge, quien quedó impactado por la oratoria y la personalidad del visitante.
Convertido después en pedagogo y editor, en esta faceta fue director de la revista Repertorio americano (1919-1958) y en 1921 reprodujo La Edad de Oro, convertida entonces en su primera publicación en América Latina.
Esta propuesta literaria y pedagógica martiana se convirtió en referente de la literatura infantil y juvenil latinoamericana, de inspiración de otras generaciones. Lo novedoso, subrayó, es que trató con respeto a la niñez.
Con esta iniciativa, dijo, Martí, entró en las aulas y los centros estudiantiles, de aquella época y en ésta.
Relató además que en 1924 García Mongue incluyó en Repertorio americano, lecturas para niños y jóvenes bajo el título de La edad de Oro en honor a la obra original martiana.
Un año después anunció la edición de las lecturas como suplemento de la revista y encuadernó seis tomos de 160 páginas. De esta manera nace La edad de Oro de Joaquín García Mongue, destacó.
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