El trayecto de solo 144,9 kilómetros con partida en Tarbes tendrá su primera llegada en alto de esta Grande Boucle, en el puerto de Cauterets-Cambasque, con 16 kilómetros de subida al 5,4 por ciento, donde el campeón defensor del Tour y máximo favorito, el danés Jonas Vingegaard (Jumbo-Visma), pudiera asaltar la camiseta amarilla.
Ayer, en la primera aventura en los Pirineos se produjo una revolución en la general después de cuatro etapas de media montaña o llanas, y el pedalista australiano Jai Hindley (Bora-Hansgrohe) desplazó de la punta de la carrera al británico Adam Yates (UAE Team Emirates), con Vingegaard escalando al subliderato.
El pelotón hoy enfrentará muchos retos, ninguno como el Tourmalet, una cota fuera de categoría por sus 17,1 kilómetros de ascenso y pendiente al 7,3 por ciento, la más visitada en la historia del Tour de Francia, al formar parte de su trazado en 82 ocasiones, contando la actual.
Lo complicado esta tarde es que los ciclistas chocarán con el coloso apenas después de superar al también impresionante Col d’Aspin, situado a mil 490 metros sobre el nivel del mar y 12 kilómetros de subida al 6,5.
Mañana regresará la calma tras el adiós a los Pirineos y una etapa llana con destino a Burdeos, tierra de grandes viñedos y muy famosos vinos.
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