Símbolo de entrega sin límite a la causa redentora contra la metrópolis española, Mariana Grajales trasciende hasta nuestros tiempos por su hidalguía y convicción de educar a sus hijos para servir a la patria aun al precio de sus vidas.
Tierna y bondadosa, pero inflexible en la disciplina, así describen a esta cubana, nacida en Santiago de Cuba en 1815, que no vaciló en enviar a sus 14 hijos al llamado a tomar las armas hecho por el patriota Carlos Manuel de Céspedes en La Demajagua, en 1868.
Hija de dominicanos tuvo de su primer matrimonio cuatro hijos y de su posterior unión con Marcos Maceo otros nueve. Para el final de las contiendas independentistas solo cuatro habían sobrevivido.
Luego de iniciada la Guerra de los 10 años (1868-1878) Mariana marchó con 53 años de edad a brindar su aporte en los hospitales de la manigua; desde allí, después de firmado el Pacto del Zanjón, se vio obligada a partir al exilio en Jamaica, donde falleció el 27 de noviembre de 1893.
Al conmemorarse hoy el aniversario 208 del nacimiento de Mariana Grajales Coello, los cubanos la evocan como un símbolo de la mujer cubana. De ella escribió en el periódico Patria el 6 de enero de 1894, el Héroe Nacional de Cuba, José Martí:
“Que había en esa mujer, qué epopeya y misterio había en esa humilde mujer, qué santidad y unción hubo en su seno de madre, qué decoro y grandeza hubo en su sencilla vida, que cuando se escribe de ella es como de la raíz del alma, con suavidad de hijo, y como de entrañable afecto”.
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