Al intervenir en la clausura del Primer Periodo Ordinario de Sesiones de la Asamblea Nacional de Cuba (Parlamento) en su X Legislatura, el mandatario de la isla dijo que el plan de los enemigos de la Revolución es desacreditar la unidad nacional.
Alertó que a ese propósito aportan algunos desde las posiciones más extremas, convocando a privatizarlo todo y al cambio de sistema, y otros desde posiciones de supuesta izquierda, demonizan cualquier acción gubernamental.
“No podemos olvidarnos nunca que los enemigos de la Revolución cubana apuestan a fracturar la unidad nacional, a separar al pueblo de su Gobierno, a que nos cansemos de insistir y a que creamos que es más fácil el camino de la rendición”, advirtió Díaz-Canel.
Pero la opción de rendirse, subrayó, fue borrada del ADN de los cubanos, y no por capricho o porque nos creamos una nación elegida, es que basta mirar a quienes se rindieron o fueron sometidos por un país superior y perdieron su ideal y destino.
A quienes demonizan el sistema social socialista, el mandatario cubano los invitó a reflexionar que la concepción teórica de este no se concibió en una nación pequeña, subdesarrollada y bloqueada por más de 60 años por el Gobierno de Estados Unidos.
Detalló que ese bloqueo, que es el mayor obstáculo para el desarrollo del país, coincide en el tiempo con una fuerte tendencia a la profundización del capitalismo neoliberal que ha empujado a la humanidad a los mayores grados de desigualdad y exclusión social.
Mientras Cuba, agregó, guía y va a contra corriente, tras un proyecto de justicia social.
“Lo más cómodo hubiera sido abandonar la batalla, sumarse a la corriente global, renunciar a ese proyecto y sálvese quien pueda, pero elegimos el camino más difícil y más digno”, apuntó.
El mandatario expuso que al mismo tiempo es preciso evitar confusiones; porque justicia social no significa asistencialismo, ni igualitarismo, sino que es necesario repartir la riqueza creada por todos entre todos de manera que gane más, quien aporta más.
Dijo que en lo personal, no imagina a Cuba sin la fuerza moral de su Partido y sin la organización, planificación y preocupación permanente de un Gobierno, cuya principal meta es garantizar la salud, educación, alimentación y servicios públicos, gratuitamente algunos y otros subsidiados.
Todo ello, resaltó, bajo las terribles condiciones de un bloqueo reforzado y la inclusión del país en una lista infame, que busca limitar cualquier posibilidad de recuperación económica.
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