“Nuestros resultados demuestran que la orientación nutricional de las madres embarazadas es crucial para reducir el riesgo de futuros problemas de salud de sus hijos», subraya un artículo de los científicos de la Universidad de Yamanashia, Japón, quienes recomendaron a las embarazadas consumir fibras.
Durante la investigación fue comparada la cantidad de fibras que consumían en las mujeres embarazadas, y los hijos de estas, con menor ingesta eran más propensos a mostrar retrasos en el neurodesarrollo.
El efecto de la falta de fibra fue notable en varios dominios relacionados con la función cerebral.
De ahí las afectaciones en las habilidades de comunicación, resolución de problemas y las habilidades personales y sociales, puntualiza la revista Frontiers in Nutrition.
También fueron detectados retrasos en el desarrollo del movimiento y la coordinación de grandes partes del cuerpo, así como en la coordinación de los músculos más pequeños.
La fibra es un componente vegetal que contiene polisacáridos y lignina, y es altamente resistente a la hidrólisis de las enzimas digestivas humanas; tiene un papel fundamental en la defecación y en el mantenimiento de la microflora del colon.
Además de ayudar a prevenir el estreñimiento, las dietas ricas en fibra se consideran preventivas de enfermedades como la diverticulosis colónica, y ayudan a controlar la diabetes mellitus, la obesidad o el cáncer de colon.
Las verduras son la mayor y más natural fuente de fibra, y las más ricas en este componente son la lechuga, acelga, zanahoria, espinaca, brócoli y la calabaza.
También hay una gran cantidad de ella en las legumbres y en frutos secos tales como las semillas de girasol, las almendras, y las nueces.
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