En conversación con Prensa Latina, recordó que, cuando tenía apenas unos 10 años, sus padres y vecinos de la tercera villa patrimonial cubana se enrolaron en las medidas adoptadas para ser creer a los enemigos que había una sublevación popular contra la Revolución.
Fueron días tensos, comentó, con limitaciones, mientras se hacía un gran enmascaramiento con la participación de los miembros de las Fuerzas Armadas y el Minint, se apagaban las luces y se lanzaban voladores e incluso se hacían disparos como si se estuviera en combate.
Eso era lo que sucedía a nuestro alrededor, mientras en el antiguo cuartel de la tiranía -en la actualidad sede municipal del Partido Comunista de Cuba-, estaban Fidel Castro, Camilo Cienfuegos, Celia Sánchez y otros altos dirigentes del país.
El líder histórico de la Revolución cumplía en pleno combate ese 13 de agosto, 33 años de edad. A la mente de Pablo llegan el ruido de los aviones al pasar por la ciudad, era el preludio de arribo de una aeronave de la fuerza aérea del dictador dominicano Rafael Léonidas Trujillo.
Mi niñez era incapaz de analizar lo que estaba próximo a suceder. La población se transformó en un escenario imaginario de combate, asustado y obligado a protegerme, después supe que fue en el momento del aterrizaje de una aeronave del tipo C-47, conducida por Antonio Soto, piloto que sacó a Fulgencio Batista el 1 de enero de 1959 de Cuba.
Con el venían unas 11 personas, armamentos, exmilitares de la tiranía cubana y mercenarios pagados por el dictador Trujillo, dijo.
Para los estudiosos era el primer zarpazo militar de la Agencia Central de Inteligencia y del Gobierno de los Estados Unidos para derrocar la Revolución naciente, acabada de bajar de las montañas y de los llanos cubanos.
Desde la antigua guarnición Fidel imparte instrucciones al radista que se comunica con Ciudad Trujillo para desinformar al enemigo. Al tocar la pista ordenó neutralizar a los tripulantes; intenso intercambio de disparos donde perdieron la vida Eliope Paz y Frank Hidalgo, a quien Fidel les despidió el duelo, posteriormente falleció por las graves heridas Oscar Reytor.
El mayor del Minint, afirmó que en cada conmemoración los cubanos ni se rinden, ni se venden y al grito de sus consignas patrióticas se levantan como una muralla infranqueable para proteger las conquistas. Este 13 de agosto, cuando celebremos el aniversario 97 del nacimiento del líder histórico, es fecha oportuna para decirle a los enemigos de la Revolución que existe un pueblo comprometido y dispuesto a defender sus conquistas, a seguir el legado de su obra como continuidad de la generación del Granma, el Moncada, añadió.
El ejemplo de Fidel nos acompaña con su protagonismo en todas las batallas y victorias. La esperanza en el triunfo es un ideario para todos los cubanos empeñados en mantener la Revolución socialista y sus programas en beneficio de todos, concluyó.
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