Según el comunicado, “un residente de Kaluga, que inicialmente estableció contactos con representantes del batallón neonazi Azov, siguió instrucciones, tenía la intención de cometer un crimen a una instalación estratégica”.
De acuerdo con el FSB, durante la detención se encontraron componentes de un artefacto explosivo improvisado, instrucciones y correspondencia con el coordinador ucraniano.
El tribunal de justicia ruso abrió una causa penal por preparación de sabotaje, traición, participación en las actividades de una organización terrorista y entrenamiento con fines terroristas.
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