Sergio Ferrari*, colaborador de Prensa Latina
Hasta Gandhinagar, en el Estado de Gujarat, llegaron ministros, científicos, profesionales y promotores del sector, para participar en la primera Cumbre Mundial sobre Medicina Tradicional patrocinada por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Para esta organización, el principal objetivo de este evento del 17 y el 18 de agosto consistió en lograr consenso para que la medicina tradicional pueda regularse e integrarse a los sistemas de salud “de forma segura y basada en pruebas y evidencias científicas”.
Saber ancestral
La medicina tradicional es la primera opción terapéutica a la que recurren grupos importantes de la población mundial. La OMS estima que se practica en nueve de cada diez países. Algunos de los medios empleados: hierbas medicinales, acupuntura, yoga, así como muy diversas terapias indígenas. Prácticas que desde hace siglos constituyen pilares de la salud en comunidades de todos los continentes y continúan siendo esenciales para millones de personas, muchas de las cuales no tienen acceso a la medicina convencional, generalmente más cara y, por lo tanto, más restrictiva. Por otra parte, esta sabiduría ancestral ha sentado las bases para los grandes textos clásicos de la ciencia médica.
Buena cantidad de los componentes naturales utilizados por la medicina tradicional han hecho posible las modernas industrias farmacéuticas, de belleza, de bienestar y de salud. Según la OMS, más del 40 por ciento de los productos farmacéuticos hoy se elabora a base de insumos naturales. Medicamentos de referencia, como la aspirina y la artemisinina, tienen raíces milenarias.
Sin embargo, la contribución de la medicina tradicional a los sistemas nacionales de salud aún no se ha integrado plenamente. En muchos Estados, el reconocimiento y la valoración de millones de trabajadoras-es, instalaciones, gastos y productos asociados con la medicina tradicional constituyen una asignatura pendiente.
Para la OMS, la medicina tradicional “es la suma de todos los conocimientos, habilidades y prácticas basados en teorías, creencias y experiencias específicas de diferentes culturas, sean explicables o no, que se utilizan en la conservación de la salud, así como en la prevención, el diagnóstico o el tratamiento de enfermedades físicas o mentales”.
Por su parte, la “medicina complementaria”, o “medicina alternativa”, engloba un amplio conjunto de prácticas de salud que no forma parte de la medicina convencional y que no está completamente integrada a un sistema nacional de salud. En muchas esferas científicas ya se usa un concepto único, el de Medicina Tradicional y Complementaria.
Centro Mundial de referencia
En marzo de 2022, y con el propósito de dinamizar e institucionalizar el aporte de los conocimientos médicos y curativos tradicionales, la OMS dio un paso tan concreto como trascendente: crear en la ciudad de Jamnagar, en el mismo Estado de Gujarat, el Centro Mundial de Medicina Tradicional, dotando para ello al Gobierno de la India con una inversión inicial de 250 millones de dólares.
A través de esta iniciativa la OMS busca aprovechar, sirviéndose de la ciencia y la tecnología modernas, las posibilidades que ofrece la medicina tradicional para mejorar la atención sanitaria integral a nivel global. Este centro debe coordinar la cooperación, la información, la biodiversidad y la innovación necesarios para aprovechar al máximo la contribución de la medicina tradicional a la salud mundial, la cobertura sanitaria universal y el desarrollo sostenible. El respeto de los derechos autóctonos, así como a los recursos locales, son parte esencial del marco de referencia para la labor de este centro.
Una Cumbre que valoriza
La OMS está trabajando para reunir pruebas y datos que sirvan de base a políticas, normas y reglamentos para el aprovechamiento seguro, rentable y equitativo de la medicina tradicional, como lo señaló Tedros Adhanom Ghebreyesus, director de dicha organización, en su discurso inaugural de la Cumbre de India, quien además reconoció que “la medicina tradicional ha contribuido enormemente a la salud humana y tiene un enorme potencial”. Citó, por ejemplo, el uso de un compuesto activo del ajenjo dulce o la artemisinina para tratar la malaria.
Según sus criterios, uno de los fundamentos más sólidos de la medicina tradicional consiste en haber comprendido “los vínculos íntimos entre la salud de los seres humanos y nuestro medio ambiente”. Y argumentó que la medicina tradicional, complementaria e integradora, es especialmente importante para prevenir y tratar las enfermedades no transmisibles y proteger la salud mental, así como para asegurar un envejecimiento saludable.
Durante las sesiones de la Cumbre, Ghebreyesus lanzó tres desafíos a la comunidad internacional. En primer lugar, que todos los países se comprometan a identificar la mejor manera de integrar la medicina tradicional y complementaria en sus sistemas nacionales de salud. También, que presenten recomendaciones concretas, basadas en argumentos y evidencias sólidos, que puedan servir de base para elaborar la próxima estrategia mundial de medicina tradicional. Y, en tercer lugar, que consideren este evento como punto de partida “para promover un movimiento mundial que libere el potencial de la medicina tradicional a través de la ciencia y la innovación”.
América Latina y el Caribe se hicieron presentes en la Cumbre de India. Entre otras delegaciones, la de la Biblioteca Virtual en Salud (Medicinas Tradicionales Complementarias e Integrativas) y la Red MTCI Américas, estrechamente vinculadas con la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
Visión estratégica y debate abierto
Este sector de la actividad sanitaria no constituye un campo nuevo para la OMS. Ya en 2014 los Estados Miembros aprobaron la primera estrategia mundial en materia de medicina tradicional para un período de diez años. La Asamblea Mundial de la Salud realizada en Ginebra, Suiza, en mayo de 2023, prorrogó dicha estrategia dos años más y decidió que se elabore una nueva para el decenio 2025-2034.
La actual estrategia define productos, prácticas y profesiones de la medicina tradicional. Los productos incluyen plantas, preparaciones a base de hierbas y otros que contienen ingredientes activos vegetales.
En algunos países, los medicamentos a base de hierbas tradicionalmente han contenido otros principios activos naturales, orgánicos o inorgánicos, como de origen animal o mineral.
Las prácticas abarcan terapias farmacológicas con hierbas medicinales, naturopatía y acupuntura, así como terapias manuales como la quiropráctica y la osteopatía. También técnicas como Qi Gong, Tai Chi, yoga, Spa médico y otros tratamientos físicos, mentales y espirituales.
Con respecto a las y los expertos que pueden ejercer la medicina tradicional, se trata tanto de profesionales de la medicina tradicional y complementaria, así como de la salud convencional (doctoras-es, dentistas, enfermeras-os, parteras-os, farmacéuticas-os y fisioterapeutas) que prestan servicios alternativos a sus pacientes.
Para la OMS, el desafío esencial consiste en promover la cobertura sanitaria universal por medio de la integración de los servicios de la Medicina Tradicional Complementaria a la prestación de servicios de salud , la prevención y la autoatención. Ya no quedan dudas: la Medicina Tradicional y Complementaria es segura y eficaz y su inclusión en los planes de cobertura sanitaria universal, podría extenderse mucho más allá de sus limitaciones actuales y reducir significativamente sus costos. Ambos argumentos deberían alentar a los Estados a integrar esta opción a sus propios esquemas sanitarios. Al presente, sólo 124 Estados disponen de leyes o regulaciones al respecto.
Si bien la medicina alternativa y complementaria salió fortalecida de la Cumbre de India, seguirá estando en el centro mismo de un debate no saldado. Sus opositores, muchas veces ligados a los grandes intereses del sector de la salud, esgrimen la falta de argumentos científicos de algunas de las terapias alternativas. En tanto sus defensores reivindican los aportes del saber ancestral y cuestionan la tendencia predominante en occidente de considerar la salud como un negocio y no como un servicio público esencial.
rmh/sf
*Periodista argentino residente en Suiza
(Tomado de Firmas Selectas)