Kintto Lucas**, colaborador de Prensa Latina
La canción se llama Misisipi Maldición y se cantó en tantas marchas por todo Estados Unidos. Nina Simone dejó Estados Unidos en 1969, tras el asesinato de Luther King, cansada de la persecución y el racismo contra los afroamericanos.
El camino de Martin Luther King marcó el camino de la lucha del pueblo negro estadounidense por los derechos civiles. Sus pasos en la marcha hacia la libertad, hacia los derechos, marcaron el rumbo de un pueblo que todavía es olvidado.
La impunidad de hoy es consecuencia de la impunidad de ayer. Las luchas por los derechos civiles de hoy son parte del tejido de luchas construido durante décadas. Las marchas de hoy y los pies en la marcha, son parte de aquellas marchas que pedían justicia.
“Hoy tengo un sueño. Sueño que un día, en las rojas colinas de Georgia, los hijos de los antiguos esclavos y los hijos de los antiguos dueños de esclavos, se puedan sentar juntos a la mesa de la hermandad. Sueño que un día, incluso el estado de Misisipí, un estado que se sofoca con el calor de la injusticia y de la opresión, se convertirá en un oasis de libertad y justicia. Sueño que mis cuatro hijos vivirán un día en un país en el cual no serán juzgados por el color de su piel, sino por los rasgos de su personalidad”, dijo Martin Luther King.
Esas palabras siguen siendo un sueño. Selma es una película que cuenta parte de ese sueño. “¿Qué pasa cuando un hombre se levanta y dice basta?”, se escucha decir en el film. Podríamos preguntarnos: ¿qué pasa cuando un pueblo se levanta y dice basta?
Todo final puede ser un comienzo. Selma es una forma de recomenzar ese sueño. En todo caso, cada vez que nos vamos a volver estamos volviendo a empezar. Ahora podríamos hacerlo desde Colombia donde siguen buscando caminos para la paz…
rmh/kt
*de su libro Mi viaje a Ítaca
** Periodista, escritor y político ecuatoriano-uruguayo (Tomado de Firmas Selectas)