Níger y Francia están empeñados en una prueba de fuerza desde que el jefe de la guardia presidencial del país africano, general Abdourahman Tiani, derrocara al mandatario Mohamed Bazoum el pasado 26 de julio con un golpe de Estado incruento.
Reiteramos nuestra solidaridad con Francia sobre la situación de su embajador en el terreno y con el presidente Bazoum, dijo a la prensa en Nueva York el alto representante de la UE para Asuntos Exteriores, Josep Borrell.
Entre las primeras medidas de los militares nigerinos aparece la ruptura de los acuerdos con Francia y la petición expresa de retirada del embajador y del contingente galo desplegado en el país tras su expulsión de Mali, donde también rige un gabinete castrense de transición.
De su lado, el presidente francés, Emmanuel Macron, rehusó acatar ambas decisiones y desestimó las medidas, que calificó de nulas al ser decretadas por autoridades que su Gobierno considera ilegítimas.
En tanto, sigue en suspenso la operación militar de la Comisión Económica de Países de África Occidental para reponer al presidente Bazoum, rechazada por Argelia y Chad, y condenada por Guinea, Mali y Burkina Faso.
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