Kristersson tiene la intención de discutir las vías de detener la violencia de las pandillas después de una ola de ataques que mataron al menos a 11 personas en septiembre, informó la fuente.
Suecia nunca había visto algo así antes, indicó el jefe de gobierno recientemente en un inusual discurso televisado a la nación.
De acuerdo con él, en ningún otro país de Europa sucede algo así.
Según analistas locales, aún no está claro en qué capacidad participarán los militares para abordar la creciente tasa de criminalidad del país, pero propuestas anteriores se centraron en la ayuda en tareas de vigilancia comunitaria de la policía.
Dos personas murieron en un tiroteo en Estocolmo el miércoles pasado y una mujer de unos 20 años falleció cuando una bomba alcanzó una casa en la ciudad de Uppsala al día siguiente.
El aumento de los delitos con armas de fuego en Suecia genera preocupación antes de las elecciones parlamentarias.
Involucrar al ejército en la lucha contra el crimen sería una medida muy inusual para Suecia, pero subraya la gravedad de la violencia de las pandillas en todo el país, en los que son involucrados adolescentes y transeúntes inocentes.
Algunos expertos atribuyen el aumento de la violencia al creciente número de inmigrantes procedentes de países árabes y africanos, cuya acogida en Suecia fue concedida por el gobierno de Kristersson.
La policía estima que alrededor de 30 mil personas en la relativamente pequeña Suecia están directamente involucradas o tienen vínculos con actividades criminales.
Por otra parte, la violencia también se extendió desde las grandes zonas urbanas a ciudades más pequeñas, donde antes los delitos violentos eran raros.
Más de 60 personas murieron en tiroteos en Suecia el año pasado, la cifra más alta en la historia del país, pero las autoridades locales prevén que este año será peor.
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